En Málaga hay chavales que no pueden jugar o hacer deporte en el patio porque la policía municipal por orden del Ayuntamiento multa a los colegios. Eso es así y aunque caben matices, el sólo hecho de que se pueda escribir esa frase, («En Málaga€) ya da una idea de la gente por la que estamos gobernados. Incapaces, presos de la burocracia, del sinsentido, del vuelva usted mañana y le falta un papel y no está fulanito o el que lleva eso ha salido. O mire usted es que hay una ordenanza. Mucha burrez es lo que hay. El derecho al descanso es sagrado, como también es sagrado el sentido común de no irte a vivir al lado de un patio de colegio. No es obligatorio. Los partidos y actividades no son a las dos de la mañana. Las denuncias de escasisímos vecinos (dos) han sido retiradas. A lo mejor bastaba con una distribución o cambio a mejor de los horarios de entrenamiento. Pero es que ¡hay mediciones a las cinco de la tarde!; hay que ser muy amargategui para que te moleste el ruido de la chavalería a una hora poca intempestiva. O estar muy aburrido. O ser muy partidario de siestas obispales, como de tres horas. En fin. Nadie comprende por qué esto no se soluciona ni por qué ese celo multón y legalista del área de Medio Ambiente que más debería preocuparse, por ejemplo, de que Málaga no sea una de las ciudades de España más sucias, con el servicio de limpieza más inoperante, absentista, caro e ineficaz que uno pueda toparse. Un área que no controla los ruidos en otra parte, un ayuntamiento que sí permite que las cofradías a la hora que sea y donde quiera que tengan su sede nos pongan a todos la cabeza como un bombo aporreando tambores como si estuvieran amedrentando a un ejército de cosacos en las estepas rusas en vez de interpretando algo conmovedor. Multa que te multa. Según distintas fuentes, De la Torre está estupefacto con la actuación de su propio ayuntamiento, que a lo que se ve no le hace mucho caso. De la Torre ha podido echar alguna bronca, pero el problema no se soluciona. El baloncesto malagueño va a ir a la huelga la semana del 16. Conviene liarla. Solo escuchan los gritos y sólo reaccionan cuando la silla en la que se sientan se ve amenazada. Huelga en las aulas, huelga en las canchas, huelga para que arreglen esto, monumento a la incompetencia. Málaga en titulares vergonzantes. La ciudad chachi de los museos y la cultura es una ciudad de despachos hostiles al sentido común, covachuelas infectadas por la desidia, la parálisis, el rencor y el tú más. Si jugaran más, a algo, en un patio, al aire libre, igual se le refrescaban las ideas.