Felices Fiestas y más

Solemos desear Felices Pascuas a todos, sin restricciones. Un visionario -Teilhard de Chardin- hace 100 años imaginó que la evolución culminaría felizmente en que todos los últimos hombres lograrían unirse entre sí en un profundo amor, según él «divinizante».

Algo amamos a los más cercanos de la familia. A los demás -con alguna excepción- les vamos amando menos. El afecto se va amortiguando como ondas en el lago.

Sin embargo, un amor tan profundo y tierno y creativo es posible, ya que lo tiene cada madre hacia su hijo.

La felicidad que deseamos no cae solita del cielo. La debemos crear nosotros regalando amor.

Acompañando nuestro buen deseo con ejercicios de aceptación, de comprensión, de perdón, de hallar lo valioso del otro, de estimarlo, de gustarlo. Uno por uno hasta llegar a amar a todos. Acabando con el odio, en especial hacia el que nada tiene.

Es el ejercicio más humano, creativo y satisfactorio que conozco. Además va derribando muchos prejuicios defensivos y destructivos que hemos ido acumulando. Sienta muy bien a todos los felicitados. Y libera.

Pablo Osés Azcona. Fuengirola