Si el proyecto independentista catalán ha fracasado, según el PartidoPopular, porque ha perdido votos y escaños, no parece su portavoz en el Congreso el más indicado para llamar la atención sobre ello. Por las razones obvias que todo el mundo entenderá.

Tampoco resulta especialmente estimulante que sea el propio Hernando el encargado de pedirle a Arrimadas coraje y decisión para afrontar una investidura, cuando el líder de su propio partido y vencedor de las legislativas prefirió esconderse antes de intentarlo, desoyendo incluso los requerimientos del Rey. La política nacional no sé si es un juego de tontos o un juego donde los listos juegan a hacer tontos a los demás. Siempre me quedará esa duda.

Bueno, pues Rafael Hernando está ahora jugando a poner a Ciudadanos en la disyuntiva de resistir en Cataluña o rendirse antes de plantear una batalla en las que tiene todas las de perder. A mayor respaldo, mayor responsabilidad, igual que su jefe Mariano Rajoy que dio un paso atrás antes de quedarse definitivamente quieto.

En lo único que está acertado Hernando es en que a los independentistas les va a ser más difícil transitar por la vía del golpismo gracias en buena medida a Arrimadas, que ha ganado moralmente las elecciones y cosechado un triunfo histórico al imponerse a los nacionalistas. Pero que se les suponga mayor dificultad no significa que no estén dispuestos a intentarlo de nuevo. Como dicen ahora los cursis, el relato que han transmitido en la calle es un cuento grotesco y trágico que mezcla la fantasía y el horror, pero que se han creído unos cuantos y los que no se lo creen están dispuestos a vivir de él.