Por la mar chica del puerto andan buscando los buzos las llaves de mi recuerdo... Cuando salía anteayer este verso de la garganta de Mayte Martín en la sala María Cristina, en Málaga, no pude evitar una lágrima. No quería que Alcántara me viera llorar. Él, a pesar de estar emocionado, no lloró en ningún momento. «Os he oído cantar a los dos, Manolo», le dije cuando la sensible y fuerte a un tiempo Martín terminó de desgranar los poemas contenidos en su disco Al cantar a Manuel. Y Manuel Alcántara me sonrió con una sonrisa tan nueva que no cumplirá, como sí lo hará su cuerpo de cejas para abajo, 90 años el próximo 10 de enero de 2018.Con versos de Alcántara

«Sabemos del amor por lo que alumbra, por lo que tuerce...». Escribo y el año se va yendo. Málaga estará bonita mañana para despedirlo y para darle la bienvenida. Aunque el tiempo seguirá pasando sin importarle cómo lo medimos. Yo me habré escondido entre montañas casi sin cobertura ya con Málaga sólo por dentro. La hija de Franco murió ayer, de mayor y de cáncer. En una entrevista -que nadie le hubiera hecho si no hubiera sido quien, para desgracia de todos, fue su padre- respondió con cierta valentía que no le asustaba morirse. Yo no sé si sabes que también somos paisanos en la muerte infatigable, sigue cantando Manuel en la voz de Mayte Martín mientras escribo en fin de año. A Chiquito, la pelona no le hacía ninguna gracia, a pesar de que perdió el manual de cómo seguir vivo cuando murió su mujer. Resulta extraño que también él se haya ido este año que con él se va. Como el filósofo Pániker y Paquita Rico y Tom Petty y Federico Luppi y Fats Dómino y el guitarrista de ACDC Malcom Young y el llorado Manuel Marín y el rockero francés Johnny Hallyday y… «Debajo de la tierra los muertos no conocen a los muertos».

Andrea, tan linda…

«No sabe el mar que es un náufrago sin reloj y sin amigos. Y ensimismado en la orilla no sabe el mar que lo miro…». Como no saben los miembros de la corporación municipal que les miro en esa foto en la escalinata del ayuntamiento guardando un minuto de silencio, otra vez y otra y otra, por la última víctima de violencia machista. Harto de ver esa foto interrumpiendo la vida normal por la pérdida anormal de otra vida de una mujer. Tan joven, esta vez, la de Andrea, y tan linda. Saber cómo su asesino ya había intentado atropellarla antes, y cómo finalmente la arrastró de los pelos cuando salía de su casa para meterla en su coche y estrellarse los dos en esa gasolinera de Benicássim y llevársela consigo a la nada, resulta brutal, escalofriante. Pero no tanto como saber que entre los insultos que durante dos años le fue dedicando esa mierda de novio a la pobre Andrea estaba éste: me cago en tu padre, aunque esté muerto.

Padre coraje

Quizá sea muy incorrecto escribir esto, pero si el estado con todos sus instrumentos no logra impedir que tipos así destrocen tantas vidas a su alrededor (en primer lugar la de Andrea, pero también la de las familias que van a vivir con esa pérdida, incluida la propia familia del asesino, supongo), tampoco podrá impedir que un padre que sí esté vivo (o una madre, como ya ha ocurrido) termine de un mal golpe con algún energúmeno antes de que éste termine del todo con su hija. Ojalá que el nuevo año pueda pararlo, pero aún ni atajamos la raíz del problema ni evitamos que se consume ni logramos que por fin se consuma. «La muerte debe ser como un espejo donde uno mira y mira sin ver nunca. Ven cerca. Más. Que entre los dos no quepa ninguna muerte ni ninguna duda...».

2018 medidas

También llega otra vez tocada la credibilidad política al nuevo año. Por ejemplo, el indulto de Fujimori en Perú, no por el indulto en sí, sino porque se produzca como pago por los votos para que quien lo concede pueda ser presidente del país, es de guion de película barata y mala. 2018 llega con banqueros, sindicalistas y políticos acusados o en la cárcel en España. En los corruptos e iluminados secesionistas que habitan las portadas a diario, quienes de entre la ciudadanía son proclives al desencanto encontrarán la justificación de sus propias tropelías. Habrá que tomar 2018 medidas para evitarlo. El año nuevo viene con mucho trabajo, como todos los años. Pero disfrazada de gaviota, la paloma de Picasso se seguirá bajando de su palmera para irse a vivir a un barco y navegarán los almendros y se hará a la mar Gibralfaro, como tú dejaste escrito, mi muy querido Manuel…

Alegría y dolor hasta el final

Al sur de los limones, tierra adentro… Allí me voy a pasar este tránsito. Allí con la pena sana de mis recuerdos. Con la imparable alegría de mi niño que apenas tiene recuerdos todavía. Con la tristísima noticia de ese pobre inmigrante pobre que ha muerto en las instalaciones de la que será la futura prisión de Archidona. Y con la necesidad intacta de desearles a quienes tan generosamente leen estas líneas: Felicidad para el nuevo año. Ya saben, … Porque hoy es sábado.