La vida puede ser repetición o fuga hacia delante. Ninguna de las dos formas de vida es superior a la otra, aunque en cada época prevalezca una de ellas, y en la modernidad domine la segunda, lo que de modo axiomático la dota de energía de signo positivo. Cada una de las dos tiene su propia ética, y en ambas son posibles el pecado y la virtud (o como se quieran llamar), siempre por efecto del exceso o de la moderación. Lo normal es que en la vida de cualquier persona las dos formas se combinen, en distinta proporción, lo cual, en buena medida, hace de esa vida lo que es. Aunque en la misma idea del año viejo y nuevo haya algo de fuga hacia delante, el final de un año y el inicio de otro es buen momento para analizar el peso en nosotros de cada forma de vida, y, en su caso, para cambiar la proporción. La brújula al final tirará al Norte, oscuro y frío, pero hay modos y modos de navegar.