'Junqueras ante la Tabarnia', por Antonio Bertrán Buendía

Junqueras declaró ya hace tiempo que Lérida no tendría derecho, aunque así lo votara, a separarse de los separatistas; menos aún, por supuesto «concedería» hoy el derecho a decidir a Tabarnia, ese conjunto de Tarragona y Barcelona que claramente ha rechazado su ruinoso delirio independentista. Ese ambicioso mini imperialista sin escrúpulos muestra así de nuevo y a mayor escala aún su total menosprecio al «derecho a decidir» de los demás. El colmo de sus fantasías expansionistas lo reveló el mes pasado, cuando afirmó que no importaba que las empresas catalanas se fueran a Valencia o Baleares, porque hablaban catalán y así, soñaba, serían próximas fáciles presas de su codicia conquistadora. Y por eso quizá Junqueras, que la impone a sus seguidores, se negó a retratarse con una estrellada, -mera bandera de lucha, tuvo el valor de argumentar-, para no limitar su ambición, como Cuba, a la ‘isla’ catalana. Si los que más han cambiado la historia son los historiadores con sus cuentos, este Junqueras es sin duda su rey, perdón, su jefe, poniendo su Junquera, su frontera, cada vez más lejos con su imaginación, aunque en realidad, por su ilegal asalto a la libertad ajena, su frontera real hoy, y en defensa de los derechos humanos de la mayoría de los catalanes, a los que no nos ha podido engañar, esperemos que sean por mucho tiempo los cuatro muros de una cárcel.