"Si aparecen por aquí los matamos a todos, aunque sean niños". La frase brota del dolor y la rabia que claman venganza para dejar de doler. Aunque la venganza tampoco sirva para cerrar la herida y amenace con otras nuevas. La advertencia se clava en la mirada de la periodista que la graba. La advertencia como último recurso dicha por boca de una perdedora que vive su realidad en paralelo a la ficción en la que viven los demás. Bendita ficción, por otro lado. La mujer ha visto morir a sus dos hermanos a cuchilladas de otro clan familiar. Sucedió en la víspera de la noche de Reyes, anteayer, en un barrio de la dolida localidad de Coín. «Aunque sean niños», la amenaza rebota de carroza en carroza manchándolas de sangre por derramar.

Vida de pesadilla

Toda la guardia civil, con los refuerzos que fueron necesarios en la reyerta incluidos; todas las cabalgatas de Reyes Magos, todos los juguetes del mundo, todas las leyes, todos los cuentos, todos los padres y las madres escondiendo los regalos, todas las vidas no pueden contra esa frase dicha a las claras, en voz alta, a través de unos micrófonos para que se escuche por todos los oídos, por todos los odios: «aunque sean niños». Mientras el buen salvaje de Rousseau sueña con la Ilustración de Voltaire, habita en su océano de pesadilla el leviatán bíblico -qué hermosos pero tremendos los versículos que lo definen en el libro de Job, capítulo 41. Soñar con vivir o soñar con matar para seguir viviendo, como si el sueño que la vida es no dejara nunca de ser pesadilla-.

Niños de lluvia

Esta semana se discutía si estaba justificado que por mal tiempo se debe o no adelantar la cabalgata de Reyes, como hicieron decenas de municipios en toda España. Habría que resumir estas cuestiones siempre en una lógica elemental. Qué es lo mejor para los niños. Todo esto es por ellos, y todo lo que se desvíe de ese único interés habrá que vigilarlo de cerca. Y si para que disfruten de una cabalgata sin viento y sin lluvia hay que adelantarla unas horas o un día, pues se adelanta. Que los intereses de los adultos que lo organizan todo se resienten, pues que se resientan. Un ejemplillo reiterado un año más: que una tienda de juguetes pierde impacto promocional porque no pone su marca en su papel de envolver regalos por Navidad, pues que se aguante considerando que si no fuera por los niños que creen en la Navidad no venderían esos juguetes.

Toys para ti

Lo del papel de envolver con propaganda incluida es un fenómeno que se ha ido generalizando, pero nunca fue así. Si yo hubiese visto de niño mis regalos envueltos en papel de Juguetes Pepón o de Toys pa ti, por decir algo, me habría preguntado sin duda por qué los Reyes Magos iban a esa tienda a comprar mis juguetes como si fueran mis padres o mis tíos. Hay que creer en las hadas, advertía Barrie en boca de su Peter Pan, si no se mueren y luego llega la Nada y devora Fantasía y entonces ya está aquí la frase dicha en cualquier barriada dura de Coín o de Mancha Real o de Puerto Hurraco o de Nueva York o€

Mil y una cabalgatas

Otro año más tampoco entiendo, siguiendo la lógica de que todo lo que hagamos lo hagamos por ellos, y no «aunque sean niños» sino porque lo son, que sigan floreciendo cabalgatas de distrito cada vez más difíciles de justificar a niños cada día más avispados. ¿De verdad que se organizan por ellos? Como tampoco entiendo que no se cuiden las músicas en los parques o recintos feriales o comercios donde se celebran actos navideños. He llegado a oír reguetón mix en algunos de ellos y a ver algunas chiquillas coreando las letras de canciones que deberían estar muy lejos de ser promocionadas, incluso para adultos, en una sociedad que pretende no favorecer roles de dominación entre el varón y la mujer. En fin, algunas de estas cosas ya las discutimos el año pasado.

Aquí los Reyes Magos

Pero a veces hay que repetir cosas como ésta: Da igual lo que se celebre en el planeta para alimentar la magia de esa etapa de inocencia y pureza intelectual que es la infancia: el viejo gordo que hace Jo Jo Jo o el que vuela sobre un trineo tirado por renos, el árbol que da la vida, el gran oso que protege el sueño, o aquí los Reyes Magos. Aquí los protagonistas del ritual son tres Reyes Magos que llegan de «Oriente» a camello (como concepto de lo lejano, aunque en nuestro mundo globalizado lo lejano es cercano, y con la dosis de atractivo misterio adecuada de que entren en las casas de madrugada). Reyes Magos que van -que vienen- a llevar regalos al Niño que centraliza la tradición judeocristiana, o sea, al niño que es todos los niños.

Niños pobres

Y lo repito un año más: dejemos de decirles a nuestros hijos en Navidad que deben llevar juguetes a los niños pobres. Eso hay que hacerlo en otro momento del año. Porque€ cómo pueden ser tan crueles e injustos los poderosos Reyes Magos si no les dejan juguetes a quiénes más los necesitan€

Porque hoy es sábado.