Incrédulos aquellos que pensábamos que el culmen de la tontunez no podía ser superado cuando en 2015 los de Ahora Rincón, Rincón Ahora o como se llamen en un futuro, si lo tienen, tuvieron la brillante ocurrencia de celebrar comuniones civiles. Decían que era una celebración de la transición de la infancia a la preadolescencia pero, en vez de celebrarlo en un chikipark, la fiestecita la organizaba el propio Ayuntamiento. Menos mal que en dos años, hasta que fueron suprimidas por el actual equipo de gobierno, sólo fueron dos las bochornosas comuniones civiles. El ridículo fue leve, pero ridículo al fin y al cabo.

Pero las tontunas ocurrencias año tras año se ven superadas, esto parece un concurso donde, si hubiese que repartir premios, tendría más pedrea que la Lotería de Navidad. La cabalgata de Reyes Magos se ha convertido en una fuente de inspiración para aquellos que aspiran al premio gordo.

Este año el premio ha estado muy repartido y como no, en Madrid Ahora vuelve a caer un buen pellizco. Si en 2016 sustituyeron camellos por triciclos y Baltasar cambió los villancicos por música africana, en 2018 los de Carmena con su felicitación de un árbol de Navidad ardiendo y las tres Reinas Magas de Vallecas han dejado patente que los de Ahora Rincón eran torpes aprendices a los que han superado con creces.

Valencia también ha tocado bola con sus Tres Magas, recordando así la cabalgata laica que en 1937 el gobierno de la República utilizó como propaganda política ensalzando la figura de Largo Caballero, los sindicatos y agradecía el apoyo soviético. Pero estamos en 2018, no en 1937, no existe la República y lo que para algunos es una cabalgata laica no deja de ser una trasnochada manifestación política donde, ya de paso, se aprovecha para desnaturalizar la Navidad.

El esperpento mayor, como no podía ser de otra forma, lo ha protagonizado el de Marinaleda, Sánchez Gordillo, ese que asaltaba los mercadonas, además de reinas magas en su cabalgata, Melchora, Gaspara y Baltasara, ha lucido lazos amarillos a favor de la independencia de Cataluña y banderas palestinas.

Lo preocupante es que Málaga empieza a hacer sus pinitos para entrar en el ranking. Y no porque los Ahora de aquí hayan decidido que a Baltasar lo interpretase un hombre de raza negra, cuyo planteamiento puedo compartir y más aún si se trata de alguien que, como Taoré, se siente malagueño. Lo infumable es ser Baltasar por un día siendo no católico o musulmán aunque no sea practicante.

Y nos quejábamos de las comuniones civiles.