La encuesta publicada por este periódico certifica un ascenso de Ciudadanos en las autonómicas. Y está hecha antes del triunfo en Cataluña. Los naranjas están en racha. La ola les beneficia. Su déficit es la implantación en zonas rurales. El PP, aunque no tanto en Andalucía donde sí gana en las capitales, se va configurando por contra (¿y complementariamente?) en un partido con una clientela electoral más de pequeños municipios y mayores de 65. En Andalucía no arranca como alternativa poderosa al PSOE. Más parece a veces que aspiran a gobernar por cansancio. Cuando les toque. Moreno Bonilla se faja. Viaja. Discute. Propone. Como se decía en el toreo de algunos diestros, tiene ganas de agradar. Sin embargo, algunas propuestas son de un elitismo insufrible, como la de pedir que los médicos de la pública no pierdan sueldo si trabajan en la privada. Ojo: según nuestra encuesta, la sanidad es percibida como un problema. El problema, decimos, es que es excelente y llena de buenos profesionales pero hay que echarle más presupuesto.

El PSOE, un escaño arriba, un escaño abajo, mantiene el status quo de celebrarse ahora autonómicas. Podemos se va desinflando. La salida de la crisis económica parece perjudicarle. También, y se ha visto con su bajón en Cataluña, su ambigüedad en el debate territorial.

No parece ser percibido como una formación con un proyecto para toda España. Más bien como un conjunto de confluencias. Pablo Iglesias está desaparecido. Aunque Podemos ya no es tanto un partido aquejado de hiperliderazgo, sí es verdad que Iglesias es su gran baza y su voz más potente. Podemos muta. Incluso quiere cambiar de nombre. El sistema de partidos se consolida a cuatro, pero las fugas de votos entre unos y otros va dando sorpresas.

Ciudadanos está evitando el desgaste que supone gobernar. Hasta que en breve comience a hacerlo en municipios y comunidades. Aunque bueno, de alguna manera sí gobierna. Véase cómo condiciona los presupuestos en Andalucía o Málaga o en tantos sitios.

Arrancando medidas que van en su programa de Gobierno. Ejemplo: el impuesto de sucesiones. Puede ser de nuevo árbitro en Andalucía.

En los cuarteles generales del PP se piensa en cómo y de qué manera atacarlo. Un ejemplo son las declaraciones de dirigentes populares instándolos a formar Gobierno en Cataluña. Para que se despeñen. El centro derecha lo tiene difícil para confluir más mientras Rajoy permanezca al mando. Rivera no soporta a Rajoy. En los cenáculos se especula (el Partido Popular lanza de continuo ese mensaje) con un adelanto electoral en Andalucía. Los socialistas disponen de prospectivas casi semanales de voto. Y esta vez el socialismo andaluz no quiere hacer coincidir generales y autonómicas. No conviene olvidar tampoco, de fondo, que Pedro Sánchez se consolida entre los suyos y cómo evolucionará su relación con Susana Díaz.