Nacen los premios #SiempreFuerte en memoria a Pablo Ráez y, como no podía ser de otra manera, es la Fundación Málaga Club de Fútbol la que da el pistoletazo de salida a tan merecido reconocimiento.

Para quien no conozca a Pablo, os lo presento. Nacido en Marbella (26 de abril de 1996), deportista, buen estudiante y un luchador nato. En 2015, en un preoperatorio de una lesión de rodilla, le fue diagnosticada una leucemia. Recibió un trasplante de médula de su padre y consiguió recuperarse. En una nueva operación de rodilla en 2016 los doctores descubrieron que la leucemia se volvió a reproducir. No obstante, esta vez, tras recibir una nueva donación por parte de una chica estadounidense, la cirugía no había ido tan bien como esperaba.

Entre ambas cirugías Pablo colgó un vídeo en YouTube a beneficio de la donación de médula que superó el millón de visitas. Gracias a su llamamiento, en las redes sociales convirtió su batalla en un fenómeno viral consiguiendo aumentar en un 1.300% las donaciones y que, de esta manera, se dispararan los trasplantes.

Cuando estas navidades pasadas recibí la llamada de Lucas, dirigiéndose a mí tanto en su nombre como en el de «Basti», ambos al frente de la Fundación, comentándome que habían pensado en mí para formar parte del jurado de estos premios, comencé a dar saltos de alegría. Es una gran satisfacción poder ser partícipe de algo tan bonito. Y es que esta Fundación se supera día tras día. Gracias por dejarme colaborar en primera persona.

Divididos en tres categorías los galardonados son los siguientes; Premio Entidad Social 2017 para La Obra Social La Caixa, AVOI y Fundación CUDECA. Premio Abdullah Ben Barek para la árbitra Eva Alcaide y el especial Premio #SiempreFuerte para el joven cantante Adrián Martín. La gala inaugural tendrá lugar el próximo 8 de febrero en el Museo Picasso de Málaga.

Sabía de Pablo a través de las noticias en televisión. Hace una semana tuve el privilegio de conocer a su padre, Francisco, cuando nos juntamos el jurado para deliberar. Ahí comprendí porqué Pablo siempre tenía en su rostro una sonrisa. Su padre, el mejor ejemplo que seguir. A pesar de la situación por la que han tenido que pasar, era puro derroche de simpatía y optimismo, una lección más de vida.

Pablo, un héroe que no logró ganar su propia batalla contra la leucemia, pero sí inspirar a miles de personas y ser un modelo de lucha, todo ellos sin jamás dejar de sonreír. Con el brazo en posición de fuerza y ese positivismo que le acompañaba fue, es y será un motivo para decir ¡GRACIAS POR TANTO!