He tenido una idea genial; creo que nuestro Ayuntamiento debería incorporarla a su programa de actividades culturales y festejos. Disculpen la inmodestia, pero es que además saldría baratita. Se trataría de mostrar al turista la calle Larios en lo que hasta hace poco era su estado natural: libre de armazones neogóticos, tribunas, paneles, lucecitas, toldos, portadas, casetas y estrados. Dado que tal cosa sucede solamente unas pocas semanas al año, es una oportunidad que debe aprovecharse. Habría que estar muy pendiente del calendario, claro está; solamente podría llevarse a cabo cuando no fuera Navidad -que recordemos que comienza en octubre-, Carnaval, Semana Santa y Feria -con sus interminables montajes respectivos-, Festivales varios, etc.

Soy consciente de las dificultades: la calle Larios permanece escondida gran parte del año, velada tras decorados y arquitecturas efímeras de gusto discutible. Pero esa excepcionalidad, la ocasión de admirar el equilibrado conjunto urbano del diecinueve recreando la mirada en las sutiles variaciones entre sus edificios, pudiendo contemplar los detalles de las cornisas y los trabajos de forja y carpintería de los cierros, sería merecedora del esfuerzo. El evento podría llamarse Larios redescubierta y los ciudadanos percibirían así alguna vez la amplitud y la belleza de proporciones de ese espacio urbano. La iniciativa podría complementarse con medidas acústicas: se permitiría que la calle sonase tal cual. Risas infantiles y charlas de amigos. Prohibidos megafonía y altavoces. Se contratarían algunos figurantes para asomarse a los balcones, simulando que los pisos están habitados.