USA siempre nos sorprenderá, y la razón está en el mismo salvajismo que les achacamos. En los años sesenta del siglo XX las ráfagas más fuertes del huracán vinieron de allí, y ahora, en medio de la única verdadera revolución que hay en el mundo, la impiedad con la que se desarrolla el movimiento frente al abuso sexual (la que acompaña a cualquier revolución) viene también de allí, llevándose por delante famas, biografías e iconos culturales, sin molestarse siquiera de separarlos de su obra, que puede irse también en la basura. Esto desde luego resulta lamentable, como lo es la indefensión que a veces se produce, o tantos injustos daños colaterales, pero pese de todo no deja de resultar emocionante el tropel, tan parecido a una estampida de bisontes, que pasará a la historia como el tiempo en que la hembra empezó a sacudirse a dentelladas el acecho y acoso milenarios del macho.