La ciudad se viste de frío. Camino y en las paradas obligadas ante los semáforos en rojo -color que desprende algún calor invocado- la charla se torna monotemática: ¡Vaya frío! Esto no es normal. Llevo más capas que una lechuga. Lo peor no es el frío es el viento. El frío es psicológico. La nieve es buena para el campo. Lo importante es tener los pies y la cabeza caliente. En Málaga hace menos frío pero cala más por la humedad. Pienso meterme en la casa el viernes y no salir hasta el lunes. Esto es cosa del cambio climático. Qué ganas de primavera tengo. Es invierno ¿qué quieres que haga? Lo mejor para el frío es el calor humano. Este fin de semana, plan de sofá y mantita€

Diálogos repetidos esta semana en cada calle, por cualquier esquina de esta urbe donde el frío habita como un viajero transitorio. Fatiga de estar vivo..., con frío en vez de sangre, con frío que sonríe insinuando por las aceras apagadas, nos sugiere allá lejos el poeta errante, Luis Cernuda.

Sin embargo, ayer la capital dijo: dame ese abrigo, es para protegerme del frío del olvido. El gélido paseo del Muelle Uno facilitó la entrada a los Reyes de España a un cálido cubo iluminado por un sol templado -Centre Pompidou-. Éstos presidieron el acto de entrega de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes, reconociendo a artífices y entidades que han destacado de forma preclara en el ámbito de la creación estética, el fomento de la enseñanza, el avance y divulgación del arte o la preservación de nuestro patrimonio artístico.

Cuando hace frío la mayoría de las cosas parecen que van más de prisa. La cultura cobija a Málaga y la sitúa en el marco internacional, concretando su papel como inductora de desarrollo y cohesión social. La cultura abriga a la ciudad.