Hacer y deshacer maletas, pasaportes en regla, visados, despedidas y horas de avión era por lo que tenía que pasar una cuando quería sentirse futbolista. No una más, sino profesional. Sí, como hacen ellos, nuestros compañeros hombres.

Entrenamientos matutinos acompañados de sus respectivas sesiones en el gimnasio, fisioterapia para quien lo necesitase e incluso bañeras adaptadas para realizar crioterapia y un contrato en el que la palabra «amateur» pasase a ser «profesional», solo era posible si te decidías a abandonar tu casa, tu país.

La jugadora que no tiene que estudiar tiene que trabajar, o, en determinados casos ambas cosas a la vez, compaginándolo con largas horas dedicadas al deporte, que aunque muchas lo sentíamos como si nos fuera la vida en ello, la realidad es que parecía quedar en apenas una actividad de ocio. Ni teníamos los medios, ni recursos necesarios para poder dedicarnos completamente a lo que para muchas va más allá de una pasión.

Desde hace un tiempo algo está cambiando, y todos nos estamos dando cuenta de ello. Televisiones hay en todas las casas, y es el mejor medio de comunicación para hacer llegar a la sociedad que somos un diamante en bruto que va puliéndose. Es cierto que con dinero se consigue todo pero, cuando se hacen las cosas bien y patrocinadores, directivos, afición, instituciones y jugadoras reman en la misma dirección, es más fácil que el éxito toque a tu puerta.

Desde que apareció Iberdrola como principal inversor, todo mejoró. Pasamos a ser un reclamo para otros países, para otras jugadoras. El diamante no ha terminado de pulirse porque aun queda mucho trabajo por hacer, estamos lejos de países como Alemania, Francia, Estados Unidos o Inglaterra, sin embargo cada vez son más los clubes con nombre que apuestan por nosotras y esto no hace otra cosa que enriquecer la competición.

Estamos en la época del mercado de fichajes, idas y venidas, y a pesar que también los hay, poco suenan los nombres femeninos. Un claro ejemplo de que el diamante va cogiendo forma es la aparición por primera vez en la historia de las cesiones en España, o el fichaje de jugadoras como Lieke Martens por el FC Barcelona, considerada en 2017 como la mejor jugadora del mundo.

Todavía parece que cueste decir en voz alta que ha habido un avance social de las mujeres en todos los ámbitos. Hagamos entre todos que esto no se trate de una moda pasajera y que los niños y niñas no solo sueñen con ser Cristiano Ronaldo o Leo Messi.