El Málaga CF llega a esta semana más vivo que nunca. Ayer concluyeron en la capital costasoleña las actividades del Carnaval con el típico Entierro del Boquerón, lo que viene a ser en tantos otros lugares la tradicional quema de la sardina y que en Nerja es también sustituida, desde Verano Azul, por el chanquete. Este ritual está cargado de simbología. Es el acto público que sirve para enterrar el pasado, para dar paso a lo nuevo, al renacer que supuestamente viene con el Miércoles de Ceniza.

Llevado al fútbol y por pura lógica matemática, al conjunto de Martiricos no le puede ir peor que hasta ahora. El calendario no es que invite al optimismo. Pero al boquerón no se le puede dar por muerto tan pronto, con tantas jornadas por delante. Es difícil empeorar los apenas 14 goles conseguidos en 23 partidos disputados o las 16 derrotas acumuladas. Sumar 13 puntos con el 60% de la Liga ya jugada también invita a dar ya por muerto al enfermo. Sin embargo, varios de los numerosos refuerzos invernales apenas han tenido tiempo de asimilar conceptos de y mostrar el hambre de fútbol que se les supone.

El reto para esta segunda vuelta del campeonato era alcanzar la meta de 30 puntos. Por ahora con José González como inquilino del banquillo se han sumado 2 en este último mes marcado por el continuo cambio de cromos en la plantilla. En el horizonte dicho objetivo quedaría ahora fijado en sumar la friolera de 28 puntos en 15 partidos. Puesto que desde su fichaje en sustitución de Míchel siempre se ha mirado el milagro que el técnico gaditano fue capaz de culminar al frente del Granada, hace dos campañas, de nuevo tiramos de calculadora para intentar no despertar del sueño de la permanencia.

González, el de ahora, cosechó en la capital de la Alhambra 19 puntos en 13 jornadas. Llegó con el equipo a cinco puntos de la permanencia y no tuvo que esperar al último duelo de la temporada, ante el Barcelona, para sellar la permanencia. Su media fue de 1,46 puntos por semana. Con tal promedio, el Málaga CF acumularía de aquí al final 22 puntos. Es decir, acabaría la campaña con 35 puntos.

Pero, ¿por qué no creer? Argumentos hay con estas ecuaciones. Basta con mirar a la temporada pasada, la que tuvo el descenso más barato desde 1995, año en el que dejó de otorgar la victoria los tres puntos actuales. Salvaron la categoría Leganés y Deportivo con 35 y 36 puntos, respectivamente. El Sporting fue entre los descendidos el único que superó la treintena de unidades, concretamente se fue a Segunda con 31.

Otro ejemplo para la esperanza lo marca el Alavés. Con Abelardo ha roto todo pronóstico: 19 de 30 puntos. De las palabras del técnico gijonés, tras el triunfo de este sábado, también hay que tomar nota. Remarcó el trabajo de sus futbolistas: «Es increíble cómo han asimilado los pocos conceptos que les he dicho y cómo los están materializando». Eso es lo justo lo que esperamos a estas alturas de los Lestienne, Success, Lacen, Ignasi Miquel, Iturra, Alberto Bueno, Ideye y Samu García. Que asimilen rápido. Porque el oxígeno empieza a escasear.