Mariano Rajoy reunió ayer a sus barones para comer. Es muy español eso de verse para comer. Oye, te llamo y comemos un día. Y el día llega.

Con lo de la crisis, las comidas se fueron un poco al garete y se instauró la moda de desayunar. La crisis se ha ido. O el hambre se ha vuelto incontenible. Vuelven los almuerzos. El PP marca tendencias en los hábitos. Tal vez también en la gastronomía. No en las encuestas, donde va a la baja vampirizado por Ciudadanos. Falta saber si los de Rivera van a consolidar sus subidones y al mismo tiempo el PP va a continuar desgastándose o por el contrario resulta que el dinosaurio bipartitorex dormita para ser temible cuando lo despierten. Algunos analistas dicen que al PP le pasa factura la corrupción. De momento, como no hay elecciones, la única factura que le pasan es la de los restaurantes. Ignoramos cuál fue el menú, aunque en la carta varios dirigentes regionales querían incluir el plato de la financiación autonómica, si bien no es prudente abordarla sin que haya presidente en Cataluña. Aún sabiendo que sea quien lo sea, Artadi, Junqueras, Marta Rovira, etc. será alguien poco dado a la solidaridad interregional o a la asimilación mental de que pertenecen a un Estado llamado España cuyas tierras necesitan ponerse de acuerdo.

Javier Arenas fue. Arenas no se pierde una. Cuando las cosas van mal, sonríe desde el cargo que ocupe. Cuando vuelven a ir bien, le dan otro cargo más. Seguro que animó la reunión, ya tomara un cariz de mitin de Rajoy con todos los demás callados o ya fuera una asamblea estilo estudiantil en la que alguien hablara a calzón quitado. El PP necesita nuevas caras, una mejor contraposición a Ciudadanos y algo que ya no puede remediar: que la tele saque a diario a sus corruptos y eso vaya calando entre sus votantes poco a poco y poco a poco. Tal vez hubo postre. Es lo mínimo. Ya que haces venir a un tío tan grande como Albiol no es plan que él y sus casi dos metros de estatura se vayan a Barcelona sin haberse metido un flan con nata. No son muy de crema catalana en el PP. Con todo, la estrategia no se hace con balcones a la calle y la prensa convocada en la puerta. Esto de propagar que se reúnen y se van a almorzar es imagen, dar imagen de actividad, de que se reacciona, de que hay complicidad. Son capaces de ir saliendo del restaurante de lujo e ir propagando ante los micros las virtudes de un menú del día.