El Museo Picasso de Málaga ha iniciado una muestra en la que a través de dibujos, cuadros, películas, fotografías etc. de Fellini da a conocer la relación onírica de éste con Picasso. La relación personal, que en realidad pudo ser inexistente. Aunque ambos creadores asistieron al Festival de Cannes en 1957 y 1961, no se tiene constancia de que se llegaran a conocer. «A Picasso solo le vi una vez, alguien quiso presentarnos, pero en medio del bullicio no conseguimos hablar», afirmaría en 1972 el cineasta en una entrevista. El caso es que Fellini soñó con el malagueño y seguramente a la inversa. Durante parte de su vida, Fellini anotó/dibujó/plasmó cada día lo que soñaba en un cuaderno. Una vez dejó por escrito que su sueño era que había ido a casa de Picasso, con su pareja, Giulietta Masina (Las noches de Cabiria). Y allí comía y bebía, reía y disfrutaba de la vida y del talento del autor del Guernica ¡Qué gran escena, pardiez! Cuanta alegría de vivir.

Uno imagina la mesa llena de quesos y vino, ceniceros, risas, migas y chanzas, humo, metáforas, servilletas con dibujos improvisados. Réplicas y frases llenas de ingenio. Brindis. Cubiertos de plata, mantel blanco. Paredes limpias pero de ladrillo visto. Al fondo, un lienzo incompleto medio tapado con una sábada manchada en parte de pintura verde. Rayos de sol vencidos por la tarde van entrando. La vida aconteciendo sin prisa pero sin piedad.

Me interesa mucho eso de Fellini, esta imaginación novelesca. Hay sin duda ahí un libro que alguien debería hacer: la relación entre dos grandes genios del siglo XX que tanto conmovieron a tanta gente, que tanto revolucionaron el arte. Podría estar lleno de gloriosos secundarios, o sea, de otros famosos artistas.

Propongo un cameo de Woody Allen. Y una escena/capítulo/párrafo con Errol Flynn, célebre por acabar algunas de sus legendarias juergas tocando el piano con la verga, no sabemos con qué melodía.

No faltarían señores chepudos y señoras con grandes pechos.

No sé si algún comportamiento de Picasso puede considerarse Felliniano o si habrá alguna escena un tanto cubista en las películas del autor de La dolce vita. Es seguro que algún muy ilustrado lector tenga la respuesta porque tal cosa ya haya sido estudiada. La vida es sueño, no necesariamente calderoniano. Eso por no hablar de que a veces uno vive rodeado. De personajes de Fellini pero sin ninguna gracia.