Si sois de esa gente a la que le gusta la libertad de expresión y, en general, vivir en una sociedad en la que no puedas ser encarcelado por hacer chascarrillos en público, siento deciros que tengo malas noticias para vosotros. Y pensaréis, «ay, qué muchacha más pesada, siempre con sus dramas distópicos». Pues hijos, qué queréis, si es que vamos danzando alegremente hacia un régimen del terror. Ya vendréis llorando cuando os multen por un tuit, ya. Y yo, que soy muy rencorosa, contestaré: «¿Veis, como tenía razón? Mira que os avisé, ¿veis, ¿veis?».

Esta llamada a la histeria colectiva no me ha nacido por generación espontánea, sino debido a que un chico de 24 años acaba de ser multado con 480 euros por publicar en Instagram un fotomontaje de la imagen de Cristo con su propia cara. Una foto trucada. Un jijí jajá de lo más inocentón. Sin insultos ni amenazas. Vamos, me juego mi set de sartenes antiadherentes a que los personajes de Peppa Pig alcanzan mayores cotas de irreverencia y provocación. Pero, al parecer, en la Hermandad de la Amargura no piensan lo mismo y decidieron llevar a juicio al autor de ese impío retrato (si queréis que también os multen a vosotros, insertad aquí un juego de palabras sobre estar amargado).

Según la Fiscalía, la imagen manipulada evidenciaba un «manifiesto desprecio y mofa». Todavía ha tenido suerte el chaval, pues el Ministerio Público en un principio solicitaba una multa de 2.160 euros y, en caso de impago, 180 días de prisión. En pleno siglo XXI, resulta de lo más estimulante la posibilidad de pasarte tres meses a la sombra por hacer una broma.

Este caso es en sí inaudito por la absurdidad de la supuesta ofensa, pero no representa más que el penúltimo eslabón en el actual armagedón de la libertad de expresión. Así, también en estas semanas hemos visto cómo se condenaba al rapero Valtònyc con tres años y medios de cárcel por enaltecimiento del terrorismo, amenazas y calumnias e injurias graves a la Corona debido al contenido de varios de sus temas. Y a una situación similar se enfrenta otro músico, Pablo Hasél, por algunos de los mensajes que ha difundido en Twitter.

Durante la época más dura de la crisis asistimos a un recorte salvaje de derechos sociales y era cuestión de tiempo que se produjera también un ataque a las libertades básicas de una democracia. La Ley Mordaza lo anticipaba y ahora comprobamos cómo florece la represión cual cerezos. Es lo que tienen las olas de conservadurismo, que cubren todos los espectros posibles de la realidad. Así damos la oportunidad de que las ideas reaccionarias triunfen en lo político, lo económico y lo moral. El pack completo del viaje retrógrado, últimas unidades disponibles en el mercado, no se lo pierdan.

Estas persecuciones a individuos aislados pueden parecer una anécdota desgraciada, pero, en realidad, funcionan como castigos disuasorios. Ten cuidado con lo que escribes, con lo que cantas, con lo que piensas y compartes en voz alta. Podrías ser el próximo. Ante la duda, mejor te callas. Mañana te toca a ti. Inocular miedo siempre ha sido un camino exitoso.