Cuánta sangre cabe en una hoja afilada. Cuánto pesa un cuchillo al levantarlo cuando ya se ha golpeado con él la carne cinco, diez, catorce, veinte, veintiocho, treinta veces sin pararse a respirar. Qué furia inhumana está detrás de tanta fuerza. El presunto asesino de la pobre María Adela, la mujer asesinada a puñaladas en su casa de la Axarquía malagueña, iba por la calle con la ropa manchada de sangre cuando fue detenido. De dónde sale este horror. Hay que estudiar eso en el nombre de cada mujer asesinada.

Aaron y Cruz

Hay que estudiar eso también por cada alumno y profesor muertos en el tiroteo en ese instituto de Florida. Por ese entrenador que se interpuso como escudo que sangra para que los disparos no impactaran en algunos chavales. Un impulso salvador frente a otro asesino. Los dos humanos, aunque sean opuestos. Una persona que no piensa en sí misma (ni en su mujer ni en su hija, en el caso del entrenador Aaron Feis) para salvar a otros. Un joven monstruo, Nikolas Cruz, que dispara como en un vídeo juego sin empatía alguna a otros chavales que tanto se le parecen por fuera. Hay que estudiar mucho todo esto, además de evitar la facilidad para obtener un rifle semiautomático que tiene cualquier poseedor de esa fuerza oscura que, en el caso de Estados Unidos, por ejemplo, protagoniza un tiroteo letal una vez a la semana en algún centro educativo de ese país. Y que nadie se engañe, a ninguno de estos humanos a quienes posee su propio Hyde, para desgracia de quienes les rodeamos como corderos, les va a impedir apuñalar o disparar la amenaza de una condena mayor o la silla eléctrica. Estudiar, investigar, prevenir, no cejar en esos empeños.

Sexo barato y pobre

La condición humana es tan compleja como la red neuronal y sus asombrosas conexiones sinápticas, sin contacto, que tanto estudió, para asombro de quienes le dieron el Nobel, Ramón y Cajal. Lo cometido en Haití al amparo de una organización humanitaria (de nuevo lo humano en el calificativo) es un buen y mal ejemplo de esa complejidad, y de esa red de cerebros conectados. La última noticia sobre el asunto en varios diarios británicos cuenta que volvió a ser contratado por Oxfam el belga Hauwermeiren, el implicado director de la misión en Haití tras el terremoto, a pesar de que ya se sabía de los abusos y las prácticas sexuales de los cooperantes. Los responsables internacionales de Oxfam han admitido que algunos cooperantes se aprovecharon de la catástrofe para comprar barato favores sexuales. Para ello organizaron fiestas en las que se invitaba a la gente más pobre del mundo, en una situación de inmensa desigualdad, con la que satisfacer sus bajos instintos. Pero no sólo se volvió a contratar a ese señor, sino que, aunque se le despidió, le recomendaron con un informe favorable a otra oenegé en Bangladesh.

Transparencia humanitaria

Se pueden mezclar santos y depredadores entre quienes realizan una misión humanitaria. Cuánto daño a la imagen de quienes dedican su vida a quienes necesitan ayuda hacen estos casos, comenta alguien en la radio. Pero el mayor daño, si todos conocemos de la ambigüedad que caracteriza al ser humano en su grandeza y sus miserias, lo hace no reaccionar de inmediato, no dar la cara antes de que los medios nos la hayan puesto colorada y, por supuesto, no hacer un seguimiento de lo ocurrido y de quienes lo han propiciado. Investigarlo a fondo, estudiarlo y prevenirlo desde ya. Respecto a quienes aportamos algo a alguna organización de ayuda a los demás, nos toca informarnos bien y exigir transparencia y una respuesta clara y firme, pero no encontrar en estos tristes sucesos la excusa perfecta para no echar una mano.

La mosca humana

Mientras tanto, aquí abajo, en una semana en la que ya ni se ha hablado de la mal llamada «sucesión» del alcalde de Málaga (para ser alcalde hay que ser elegido, otra cosa es quien presente como candidato cada partido). Es raro, durante semanas parecía que era lo único importante de la política local. Ese sorprendente vacío ha servido para hacer chistes sobre el artista contemporáneo Invader -que anda con la Fiscalía detrás por un presunto acuerdo con el director del CAC de cuando colocó sus mosaicos en algunos edificios protegidos-. El que tiene un humor más malagueño es quizá el que pregunta dónde se tendría que «encalomar» Invader para hacer uno de sus mosaicos en el rascacielos del puerto.

Rascacielos

Sobre el pretendido edificio, el informe español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), asesor de la Unesco, realizado a petición de la plataforma ciudadana Defendamos Nuestro Horizonte, ponía a caldo su alargada sombra. Una sombra que, para quienes lo defienden, es recomendable en tan sensible enclave. Quienes pidieron, en cambio, el informe, estaban convencidos de que éste les daría la razón. Sería justo y necesario, en cualquier caso, estudiarlo, investigarlo y estar prevenidos, ante el sentido común de algunas de las apreciaciones de ese informe...

Porque hoy es sábado.