El alcalde de Málaga deshoja la margarita. Sueña la margarita con ser romero. La margarita del alcalde debe estar a estas horas sin hojas y mustia, como hipermagreada por mano de regidor que no cesa en su labor de arrancarle hojas. Margarita calva. Margarita harta. Qué tienes margarita, que mi amistad procuras. Margarita diciendo, déjame ya, Paco. Arranca De la Torre hojas, como las que arranca al calendario. Un día más. Si hoy es miércoles, soy alcalde. Los candidatos a sucederle desesperan y agarran sus margaritas. O tal vez agarran un margarita, que es cóctel fuerte, teñido de tequila y con el que puede uno hacer más corta la espera, la memoria y las entendederas. El alcalde es el alcalde y mientras dice que está pensando y que deshoja y que ya dirá lo que ha decidido, va anotándose tantos, haciéndose fotos, planteando proyectos, revalidando Pompidues o pompiduses, chupando cámara.

A los aspirantes, si es que el alcalde se fuera (lo mismo lo anuncia hoy y este artículo se queda viejo y más triste que una margarita sin hojas) más les valdría no coger ahora la alcaldía: sólo se atisban marrones. Es mejor dejarlo que sea candidato y luego ya sí o sí (si es que revalida) sustituirlo. O vaya usted a saber. Decía Cela que el que resiste gana. Él ganó un premio Nobel. El que resiste igual en vez de ganar una alcaldía de Málaga gana un panorama dentro de un año con un Ciudadanos disparado en intención de voto, un PP a la baja de tanto como han robado sus dirigentes y una izquierda con el apalabre previo de unirse en caso necesario. Si el alcalde se presenta propongo que sus carteles en vez de gaviotas lleven margaritas. Francisco de la Margarita Prados. El alcalde, ¿llama Marga en la intimidad a su margarita?, ¿le amarga la margarita?, ¿le dan de almuerzo pizza Margarita?, ¿la toma en infusión? Amargaritémonos todos en la lucha final. Vayámonos de vacaciones a Margarita (Álava), nunca bien ponderado enclave cuyas fiestas se celebran por Santo Tomás. Pardiez, ¡bien comeremos! Cuestión de margaritas. El margaritismo se ha instalado en la política local. El secreto está en la margarita. La margarita tiene una entrevista. Bien podría ser personaje de viñetistas ácidos malagueños. O de ácidos viñetistas malagueños. Se dispara la compra de margaritas. Deshojo la mía para decidir qué tomo de postre. A nadie le amargarita un dulce.