Para que la estrategia del engaño no acabe triunfando, el arma de la claridad es decisiva. Probemos: a) ha habido en Catalunya una intentona golpista, que aspiraba a subvertir el orden constitucional del Estado mediante la acción combinada de la Generalitat -creando una apariencia de nueva legalidad- una presión fortísima de movilizaciones populares masivas y la calculada inhibición de la policía autonómica; b) el golpe ha sido frustrado, de momento, por la acción de los tribunales en defensa de la Ley y la llegada a Catalunya de miles de agentes dispuesto a hacer cumplir sus órdenes; c) aunque ese primer intento haya sido frenado, el propósito de utilizar las instituciones con una nueva hoja de ruta para la secesión se mantiene intacto por los golpistas. Siendo esos los hechos, las decisiones de los poderes del Estado deben ser congruentes con ellos, con prudencia pero sin tibieza.