Este sábado se celebra en el Teatro Cervantes el pregón de la Semana Santa. Hay gente que una vez al año mata por sentarse en el patio de butacas, las plateas o el gallinero. Este año la Agrupación ha cerrado una línea temporal en la que terminaremos escuchando a un periodista joven. Santi Souvirón era el paso natural de este reconocimiento que desde San Julián se ha brindado a los periodistas. Antonio Guadamuro encarnó a la raza de periodistas que comenzó una forma de hacer radio y de contar las cosas de los cofrades; Coco es el paso intermedio, la realidad vigente de una segunda generación de informadores que sigue teniendo su presencia y que convive con unos y otros. Santi, como símbolo, representa a la nueva generación de periodistas cofrades.

El nombramiento de Santi como pregonero nos llenó de alegría a muchos de los que, cercanos en edad a él, nos sentimos cercanos en otros muchos aspectos. Santi es el representante de esas nuevas generaciones jóvenes aunque sobradamente preparadas. Alguien que ha trabajado en distintos medios, pero que ha hecho suya la bandera cofrade en la televisión pública local. Santi tiene una personalidad cofrade muy definida y en su pregón, a buen seguro, veremos todo lo que tiene que contarnos.

El filósofo Ludwig Wittgenstein, en su primera época, escribía: «Los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje». He de reconocer que con pregoneros anteriores he reconocido insalvables diferencias puesto que nos encontrábamos en mundos tremendamente distintos. Sin embargo, haber trabajado con Santi o haberle escuchado durante años hace que vea en él a un pregonero de mi mundo. Y eso, para alguien que ha estado más en otro mundo que en este, es muy importante. Habla, Santi, te escuchamos.