Hay un problema, dicen que moderno, con las fakenews, que son noticias que no son verdaderas. Son noticias falsas creadas con el fin de crear opinión, una opinión interesada. También son noticias que buscan viralizarse, es decir, que llegue al máximo número de personas en el menor tiempo posible.

Me temo que este no es un problema nuevo.

Toda la vida de Dios la gente ha mentido para aparentar algo que no es, bien por miedo bien por interés. De ahí el refrán de «Dime de qué presumes y te diré de qué careces» (los refranes nunca pasan de moda). Por tanto las fakenews no son nuevas. Siempre se ha mentido y siempre ha habido quien se cree las mentiras y los que no. Ahora quizá es lo mismo pero con esteroides. Más llamativo, con más fotos y con más redes sociales, pero en esencia es exactamente igual que hace 100 años.

En Málaga antes le preguntabas a alguien cómo le iba en el trabajo, estudios o con su empresa y te decía «tirando» cuando realmente le iba muy bien, esa persona no quería destacar. Sin embargo, también teníamos aquel que decía lo bien que le iba cuando se sabía que no tenía un buen augurio por delante. Eran las fakenews de hace años.

Ahora todo se puede publicitar sin salir de casa y rápidamente, llegar a muchas más personas pero en esencia es lo mismo. Puedes poner fotos de mucho amor en Facebook mientras vives la guerra en casa. Es cuando el Facebook se convierte en Fakebook.

La solución no está en meter la cabeza en un agujero o demonizar las herramientas. La solución es adaptarse y fomentar el espíritu crítico, no creerse las cosas a la primera e informarse de fuentes que sean desinteresadas, confiables y creíbles.

No se engañen, ni nada es verdad ni todo es mentira, incluido esto mismo que les digo.