Vuelven a hacer historia. Las chicas del Atlético de Madrid jugaron este pasado fin de semana el derbi madrileño en el Wanda Metropolitano, un estadio recién construido lleno de lujos y novedades al alcance de pocos. Un césped que pocas podían imaginar pisar si no era en sueños. Pues esta vez, ese sueño se hizo realidad. Durante la semana ya iban anunciando la cantidad de entradas que se estaban vendiendo, y los números hacían ver que iba a ser todo un éxito.

Y el domingo anterior eran las béticas las encargadas de hacerlo en el Benito Villamarín. También se ha llegado al acuerdo de que el derbi valenciano entre Levante y Valencia sea en el Ciutat de València. Seguro que habrá más partidos como estos, donde las chicas ocupemos el lugar de ellos pero, ¿qué tenemos que hacer para que en lugar de que estos hechos sean algo puntual se conviertan en algo habitual?

Si hablo de Sonora Smart Dodd ninguna la conocerá, pero si os digo que ayer 19 de marzo fue el Día del Padre, seguro que de eso la mayoría estamos al tanto. Ella fue la estadounidense que inventó hace más de 100 años en homenaje al suyo. No sé cómo sería el suyo pero el mío tengo claro que se lo merece todo. Aquel que se levantaba a las 5 de la mañana para ir a trabajar, empezando su jornada a las 6. Alrededor de las 17 horas llegaba a casa para media hora más tarde coger el coche y recorrer los 50 km que separaban nuestra casa del campo de entrenamiento y aguantó horas y horas por mí. El que cuando yo era pequeñita me explicó que el deporte aportaba valores como el esfuerzo, el sacrificio, la tenacidad, el trabajo en equipo, el juego limpio, etc. Los sueños no nacen para morir, y tanto él como mi madre me hicieron ser constante en la lucha por cumplir el de ser futbolista. Gracias a ellos soy lo que soy, afortunada por hacer del fútbol pieza fundamental en mi vida. Felicidades a todos los padres porque serlo, es lo mejor experiencia existe.

Y es que a lo largo de la vida pasan cosas maravillosas y mi mejor regalo llegó hace 29 años, sobre las 3.30 horas. Día y hora en que nació mi hermano Dani, mi todo. Mi compañero incansable de juegos, nos convertimos en historiadores, exploradores y en escritores de una de las mejores historias; la nuestra. Si intento buscarte defectos, no los encuentro. No es fácil estar a tantos kilómetros de distancia, y hay momentos como este en los que se hace aún más duro, el deporte conlleva eso, sacrificio, pero no dudes que siempre voy a estar aquí para ti. Doy gracias a la vida, al azar, o a quien sea por haber puesto en mi vida a un hermano como tú. Estoy orgullosa de ti, de la persona que eres, del corazón que tienes. Te admiro y, por encima de todo, te quiero con locura. ¡Feliz cumpleaños!