Un análisis certero de algo suele resultar a la vez profético, porque al final todo repite. La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza, era un título-análisis, y el registro paródico le va como anillo al dedo, pues era el real de los sucesos que cursaban en Barcelona. Cursaban y cursan. En la ciudad de los eventos (otro modo de decirlo) se lamentan de la pérdida de uno de primer orden, la Barcelona World Race, pero no tienen razón para quejarse. Como se viene diciendo aquí, el ´procés´ es, antes que nada, la madre de todos los eventos, y esto explica que desde hace años Barcelona haya dado un giro histórico para apoyarlo, aunque a ratos se ponga de perfil. El ´proces´ pone y pondrá a Barcelona en los titulares del mundo mucho más que la World Race. La conversión del ´proces´ en un espectáculo permanente, y encima en gira por las principales capitales, colma todas las aspiraciones.