No es por la operación bikini, ni mucho menos, si no por motivos médicos, que llevo un par de semanas en el gimnasio. Todo un mundo. Un país encerrado entre cuatro paredes. Bueno, entre dos paredes y muchos espejos. Quitando una visita esporádica en la adolescencia, esta nueva experiencia está resultando completamente nueva. En esa atmósfera amazónica, húmeda, cohabitan clases sociales con toalla al hombro a los que, entre bicicleta y abdominales, observo fatigado lo trabajado de sus glúteos, lo bien torneados que tienen los pectorales y, maldita sea, lo bien que le sientan las mallas. Jamás pensé que por una lesión en la espalda iba yo a ver tantos culos y tetas... de hombre, por supuesto, que no está la cosa para decir tan tranquilamente que hay mujeres con mejores cuerpos que el de uno. Se da por sabido. Sigo observando, con interés sociológico, como el gimnasio es un parque, porque hay quienes van a pasear, y pasearse; un mercado, donde se encuentran amigas de la compra y se comentan lo impresentable que es la vecina del quinto entre serie y serie de estiramientos en vez de esperar el turno en la carnicería; incluso un club social con wifi gratis. No he visto más notas de voz entrecortadas por la falta de aliento que en la última semana aunque, de momento, es un espacio libre de selfies. Los más duros del lugar están más pendientes de mirar su bíceps durante un ejercicio que la pantalla del móvil. Yo bastante tengo con mirar que no se me caiga el brazo en algún ejercicio. Sigo observando, que no mirando, y no consigo ver a alguien como yo, con una camiseta holgada de algodón y unas zapatillas de fútbol sala curradísimas de cuando los partidos duraban horas los sábados por la tarde. La ropa del resto mola mucho más. Y brilla mucho más, incluso la de los abueletes que pedalean minutos y minutos mientras ven Sálvame o Andalucía Directo, por los gimnasios de ahora son también salas de estar. Y cambio de máquina a la elíptica. ¿En qué momento de mi vida voy a hacer este movimiento fuera del gimnasio? ¿Han visto a alguien moviéndose de forma elíptica por la calle? Por favor si lo ven, avísenme. Si todo va como debe, antes de agosto dejaré de ir al gimnasio. Me gustaría salir corriendo antes, pero no puedo, por eso voy. Les dejo, que me he mareado con tanto color y tanta elíptica. Ya otro día, si eso, hablamos de la piscina.