¿El artículo 490.3 del Código Penal estipula categórico que «el que calumniare o injuriare al Rey o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años». La protección abarca desde Leovigildo hasta Felipe XXXVIII, y los penalistas discuten si ampara también a Corinna. Los partidos gobernantes acaban de revalidar este enunciado. De derecha extrema a derecha, Vox, Ciudadanos, PP y PSOE consideran que la Familia Real precisa esta salvaguarda adicional. Por lo visto, se intentaba evitar que se agredieran entre ellos. El infalible Diccionario de la Academia define injuriar como «agraviar, ultrajar con obras o palabras». Sofía de Grecia, Letizia de Ortiz y Leonor de Borbón se agraviaron mutua y simultáneamente el pasado domingo. Con el dolor añadido de que las injurias transcurrieron en el ejercicio de sus cargos, y en el templo de lo que fue un día la única religión verdadera. Si un rapero o tuitero hubiera dispensado a la Reina Madre el trato vejatorio que le brindaron la Reina Hija y la Reina Nieta, el artista en cuestión estaría en la cárcel. Y ni siquiera hemos abordado el patente delito de odio. En su afán de proteger a reyes y encarcelar a raperos, el legislador dejó un hueco alarmante. ¿Qué pasa cuando los royals se injurian entre sí? Esta paradoja fue precisamente resuelta sin complejos por la reina de Alicia, al exigir que las cabezas sigan rodando. Un rapero se va a la cárcel por agraviar al trono que sus ocupantes destripan ante la plebe. ¿Valtonyc ha dañado más a la monarquía que el auto sacramental interpretado a las puertas de una catedral? La prisión debe continuar, pero el formalismo imprescindible exige una redacción modificada del artículo 490.3. «El que injuriare a los reyes en la misma forma en que los reyes se injurian entre ellos, se puede ir preparando». Desde Madrid nos aportan una interpretación alternativa. Otra familia rota por el procés.