Se preguntaba hace días el actor José Sacristán, viejo rockero de la izquierda, qué clase de república (catalana) era esa que insultaba a Serrat, Marsé y Mendoza. No iba descaminada la pregunta. Por si los honrados republicanos de a pie no se han enterado todavía, la república catalana es un invento que viene de muy atrás en la historia, un viejo fantasma que merodea aquel principado sin tener que ver con los derechos soberanos de los ciudadanos, sino con un modo de imaginarse soberanas sus elites sin serlo realmente, y nace de un pacto de la Generalitat con Richelieu para poner a Catalunya bajo el cetro de Luis XIII de Francia, con forma de república. Ya entonces (mediados del S. XVII) la plena independencia era quimera. De hecho acabó en nada y con la partición de Catalunya. Así pues esa república, ciudadano Sacristán, viene del cardenal Richelieu (parece que fue idea suya).