Mientras los malaguistas estamos de luto por el inminente descenso matemático, en los despachos se libran guerras cruentas y lamentables. El jeque, en su entrevista con La Opinión de Málaga, atiza a diestro y siniestro a los políticos locales; tras eso, los políticos locales salen a defenderse de las cosas raras que dice este buen señor; el jeque-propietario responde invitando a los políticos a ir a su casa con 'to pagao'. Al rato, salen los de Bluebay que nos relajemos todos que todavía no han dicho nada de que ellos no acaben teniendo parte de la propiedad del equipo. Eso sí, aprovechan para tocarnos la ilusión con la construcción de un nuevo centro comercial con un estadio al lado? o al revés, no me acuerdo.

Total, que los aficionados estamos haciendo el canelo, como siempre. Hablando de colores, de escudos, de ilusión, de sentimientos, de ciudad, de marca, de memoria, compromiso y fe. Los aficionados somos unos ilusos. Los malaguistas somos, como todos los aficionados a clubes deportivos profesionales (sociedades anónimas deportivas), unos pobres desgraciados que creemos en el amor (en nuestro caso por unos colores).

No somos conscientes -o sí, pero vivimos autoengañados- de que animamos a jugadores que no sienten nada, a directivos que sólo se mueven por el color del dinero, por intereses meramente crematísticos.

En el Málaga C.F. sólo quedan cuatro o cinco que llorarán por descender de categoría y no porque sean los ingresos los que desciendan. Paco, Lucas, Basti... Otros muchos mirarán asustados la cuenta del banco a ver si llega la nómina. Total, si sólo son negocios.