Todo lo que hay almacenado en alguna parte sobre la mayoría de las personas bastaría para recomponer lo sustancial de ellas: qué hacen, a dónde van, qué comen, qué piensan, qué sienten, con quién se relacionan, cuáles son sus gustos (incluidos los secretos) sobre cualquier cosa, qué voz tienen, qué imagen, qué gestos, qué carácter, cómo se mueven, y un inacabable etcétera. No es igual la información que la explotación de ésta, pero todo llegará. Se ha dicho aquí otras veces: ideando un programa (ya debe de estar listo) que reduzca a una fórmula lo que haya en el almacén de cada persona, y metiendo como contraste biológico el ADN, tendremos ahí a la persona, sin más. Esto da idea del tiempo tremendo que nos ha tocado, mientras hacemos vida como si nada. Ahora bien, puesto que ya no tiene arreglo, pensemos en las ventajas para todos aquellos a los que les vaya el rollo de la reencarnación.