Rajoy decidirá en los próximos días quién sustituirá a Cifuentes, dice el titular. Yo voy a decidir si tomo un segundo café mientras me deleito con los Poemas Paradisíacos, facsimil que recoge los textos más malagueños del nobel Vicente Aleixandre. El ambiente está impregnado de un cierto tono festivo o al menos sabatino, cosa rara dado que es viernes. Aunque usted lea esto en domingo. Si bien se piensa un viernes es un vicesábado, aunque en estas cosas lo que mejor es llamar viceviernes al jueves. Tiene uno en ocasiones mejor ánimo un jueves por la tarde que un domingo. Tengo un amigo que siempre que alguien dice lo de que tal o cuál cosa «no va a pasar hasta el día del juicio final», él siempre añade: «por la tarde». Las tardes son muy de meterse en poemas melancólicos, no así las mañanas, que son más pudorosas y suelen ser glosadas por los líricos de una manera como más alegre y desenfadada, primaveral, juvenil, no sé.

Yo voy por mi parte a arrearle un viaje lírico a la bolsa de magdalenas, para acompañar el café. Lo rápido que se me ha pasado la mañana con Aleixandre. Aleixandre siempre tenía un perro que se llamaba Sirio. Se le moría y cogía otro. Y le volvía a llamar Sirio. Me ha contado esta anécdota la nieta de uno de sus grandes amigos y confidentes, el poeta Rafael Morales, primer premio Adonais. El viernes avanza. Uno mira el correo electrónico con desgana. El correo electrónico traía antes sorpresas, prosa de amigo, invitaciones, chismes, una excompañera de trabajo que se te confiesa, la reseña de un libro. Pero ahora nada más que viene plagado de sufribles coñazos profesionales, con lo cual tiende uno a no abrirlo hoy y a darse a otros canales más afables y también cibernéticos. El ocio y el trabajo se confunden, los libros pendientes se agolpan y en la mesa hay esbozos de argumentos en folios que vivieron tiempos mejores. Y migas de magdalenas. Sin aceite de palma.

Cómo será la vida del redactor de etiquetas. Su prosa ha de ser sucinta. Telegráfica. Un listado. Bueno, no. A veces, descriptiva y vivaz, publicitaria. Etiquetas de Anís del Mono, que diría Chiquito. Se me han pasado los telediarios y no he visto nada de lo de Cifuentes, manos larga y mentirosa que ejemplifica cómo es en realidad el político español y el español en general. Debería haber dimitido por lo del máster. Sus amigos le han disparado a crema ropa. No pocos se empeñan en decir, para enmierdar el periodismo, que el vídeo es producto de una mafia que simplemente lo tenía guardado y lo emite. Ya. Pero lo del máster sí fue producto de un gran trabajo periodístico y no está nada claro que tras la decisión de emitir el vídeo no hubiera también una investigación concienzuda, no olvidemos que es Manuel Cerdán, uno de los grandes, quien cofirmaba la información en OK Diaro del vídeo. El vídeo ha evitado la moción de censura. Madrid se pierde a Gabilondo. El gabilondismo o gabilondez. Se le puede poner cara de Simancas.