"No te pido que me creas, sólo que me abraces", le dirá mañana Barbara Stanwyck a un emocionado y satisfecho Francisco Javier Fernández Zurita, director del certamen, cuando se inaugure -con la proyección de Perdición (Double Indemnity), dirigida por Billy Wilder- la décima edición del Ciclo de Cine y Derecho, organizado con la incondicional contribución del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga. Muestra que en el transcurrir de una compleja década se ha encumbrado gracias a un público cada año más heterogéneo, hasta convertirse en todo un referente a nivel nacional.

Cinco minutos bastan para soñar todo una vida, nos recuerda Benedetti, y es lo que debieron de pensar hace un decenio un grupo de amigos, amantes del cine clásico, dedicados a la actividad sumarial: abogados, fiscales y jueces quienes, olvidando su estructura jerárquica, comenzaron a escribir al unísono un guión adaptado a la necesidad de acercar el Derecho a los ciudadanos por medio de un lenguaje menos técnico y prescriptivo como es la reveladora comunicación social del cine.

En estos días convulsos para la comunidad judicial ante la intensa respuesta social por controvertidas sentencias, este ciclo cinematográfico acrecienta aún más si cabe su objetivo inicial: vincular y transmitir a la colectividad mediante la gran pantalla, desde diferentes enfoques profesionales y personales, la ardua tarea que supone el trabajo de la función procesal con una intención prioritaria: seguir colaborando conjuntamente con la determinación de mejorar el orbe legal en nuestra sociedad.

De nuevo, el cine Albéniz se transforma en una macro sala de juicios donde acreditados expertos del ámbito jurídico y malagueños volverán a reunirse para analizar la Justicia a través del celuloide. Diez años de abrazos entre el cine y el Derecho. Felicidades.