Cualquier evento deportivo que se precie invierte muchos esfuerzos en cuidar su imagen con el fin de facilitar su difusión internacional y lograr el máximo impacto económico a través de la venta de productos oficiales. En nuestro país, en la década de los 80, coincidieron dos torneos de enorme relevancia y éxito organizativo, cuyas mascotas no alcanzaron la trascendencia esperada. Una naranja (Naranjito en el Mundial de fútbol del 82) y una jirafa (Pívot en el Mundobasket del 86) que han pasado a la historia convertidos en cotizados objetos para coleccionistas.

La NBA, competición por antonomasia que apuesta por el espectáculo, sitúa a las mascotas en una posición emblemática en sus franquicias. Tras el boom de los 80 y posterior expansión en los 90, muchos clubes de la ACB decidieron modernizar su organigrama incorporando una mascota como nuevo impulso dentro del show que rodea al partido, tomando como buenos ejemplos a Benny, el toro de los Bulls, o el Gorila de Phoenix Suns.

La afición andorrana vivió el pasado fin de semana el debut de Brut, una mascota inspirada en el Yeti que no es para nada abominable. En Andorra les gusta implicar activamente a sus seguidores. La temporada pasada, los aficionados propusieron el diseño para la tercera equipación y este año han convocado un concurso entre los escolares del Principado para crear a la nueva mascota del club de los Pirineos. Brut será la imagen del Morabanc Andorra en muchas de sus iniciativas destinadas al público infantil (visitas escolares, promociones, sorteos, etc.), además de encargarse de la animación de los partidos e implicarse en las iniciativas sociales del club. Fuera del pabellón, Brut tendrá una importante cuota de protagonismo en las redes sociales donde Andorra se maneja con destreza y habilidad siendo uno de los grandes dinamizadores virtuales de la Liga Endesa.

Al referirnos a mascotas en la liga española, debemos saber que los animales son mayoría. La cabra Aker de Baskonia, el toro Jerónimo en Sevilla o el perro Granky del Gran Canaria llevan muchas temporadas en el candelero y representan la fauna más autóctona, aunque años atrás hubo propuestas más atrevidas como el gorila Triptongo en Valladolid o el caracol Crac en Lleida.

Hablando de mascotas, Unicaja es el club con más solera de toda la ACB. Chicui está en la élite, puesto que es una de las más representativas de la liga. Cuenta con una amplia experiencia, su participación en todas las competiciones y protagonismo en la campaña «El deporte es vida» coloca al chavea malagueño en una posición de gran impacto mediático en el baloncesto español.

Pero años antes de Chicui, ya hubo un par de antecesores en los pabellones malagueños. El flamenco Rondi, representando al Caja de Ronda, y el dragón Chaska, en las filas de Mayoral Maristas, fueron pioneros. No creo que haya existido mascota con movimientos más limitados que Rondi, quien con sus larguísimas patas y sus cortas alitas, solía tropezar cada partido bajando las escaleras de Ciudad Jardín para sorpresa de la afición. La desaparición de Rondi no está documentada, aunque se rumorea que habita en algún almacén de los Guindos.

En el conjunto de Maristas optaron por un dragón más juguetón y movido. Un atrevido Chaska subía cada partido a una escalera para machacar en la canasta con el riesgo de perder sus guantes en cada intento. Cuenta la leyenda que Chaska se vio forzado a abandonar su trabajo cuando mi amigo Daniel hizo sonar estruendosamente su vuvuzela malaguista cerca del oído del dragón. Fue tan fuerte el sonido de la trompeta que Chaska se marchó al vestuario y creemos que nunca más volvió a pisar Ciudad Jardín.