Comprender el valor, la importancia y la dimensión de aquellas cosas que suceden en la vida de un joven no es tarea sencilla. Requiere, entre otras cosas, de capacidad de análisis, fuerza para discernir, de valentía para afrontar e ilusión por crear. Y a esta fórmula, podríamos añadir además, un ingrediente secreto: la amplitud de miras que puede aportar el cómputo de las experiencias vividas.

No necesariamente vivir muchos años y contar mayor número de experiencias supone desarrollar una buena capacidad de mesura, pero por lo general es un valor añadido que puede llegar a ser muy enriquecedor. Y ese valor añadido se ha tenido en cuenta para lanzar ‘Project life’, una iniciativa que buscar acercar más a jóvenes menores de 30 y mayores de 55 años para compartir experiencias y combatir la soledad física y digital, una propuesta que cuenta con el apoyo de la Fundación Lo que de verdad importa y ‘En acción’, la marca de Bankia que acompaña a proyectos sociales, a través de la convocatoria ‘Historias en Red’.

‘Project life’ nació dentro de la sección juvenil de la Asociación Arrabal-AID, en un momento en el que nos planteábamos qué mueve realmente a las personas jóvenes en un mundo en el que parece que todo está inventado, en el que la magia de las cosas dura lo efímero de un segundo y en el que cuesta abrazar aquello que realmente nos aporta valor. La reflexión nos llevó a dos conclusiones: la primera, que realmente no tenemos claro que es lo que nos mueve, cada joven va construyendo poco a poco, cómo buenamente puede; y la segunda: que si este camino se realiza en compañía, es mucho mejor, contando con el apoyo de quienes continúan escribiendo su propio proyecto de vida, pero lo hacen con otra perspectiva diferente. Con la experiencia de la edad, la sabiduría de dar a cada cosa el valor que tiene, de disfrutar cada momento como si fuera único y de emocionarse con los más pequeños detalles.

No nos cabe duda de que con este proyecto hemos querido poner el foco en la necesidad que desde las entidades sociales y las administraciones se apoyen iniciativas que «toquen». Que toquen al fondo de la cuestión, que no supongan simples paliativos para aliviar una determinada situación y que no olviden a los grupos sociales más olvidados. Y que lo hagan, no solo con esta perspectiva, sino a través de una metodología que se rija por principios humanos, coherentes y flexibles. Que huya de la estandarización, la superficialidad y la rigidez administrativa. Que vayan más allá de lo aparente y que abarquen lo esencial.

Y la búsqueda de lo esencial, en este caso, la hemos encontrado en el simple hecho de compartir momentos hacia la búsqueda de un proyecto de vida común. Muchos de estos momentos junto a personas mayores; que han ejercido un papel de referentes, que han aportado sus experiencias profesionales y sus enseñanzas vitales, con quienes hemos compartido momentos de juegos y secretos de cocina, a quienes también hemos podido enseñar trucos de internet o manejo del whatsapp nos recuerdan que sí, que la vida está llena de momentos buenos y de retos que abordar, que nos movemos entre atinos y desatinos. Pero entre atino y desatino, lo mejor que podemos hacer es atrapar el momento para vivirlo como si fuera único.

Y eso, sí que nos mueve.

*David Azuaga es presidente de la Sección Juvenil de Arrabal-AID