El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el consejero de Cultura de la Junta, Miguel Ángel Vázquez, han entrado en dura competición por ver quién es más rápido no haciendo nada con el Convento de la Trinidad. En un principio tomó la delantera el regidor, que en este asunto lleva años, qué digo años, lustros, sin hacer nada, entrenando la desidia día a día. Nada un día, nada otro día, nada una semana, un mes de nada y nada de nada en años.

Es verdad que no es competencia municipal, bueno, no del todo, pero entonces no se entiende que le diga a la Junta que por qué no cuenta con el Ayuntamiento para hacer algo allí. Tal vez quiera aplicarle al proyecto el mismo (no) dinamismo que ha aplicado él a la antigua cárcel. Afirma De la Torre que Vázquez le ha copiado el proyecto que se iba a emplazar en la antigua cárcel. Ja, ja, ja. Pero hombre de Dios, qué proyecto, si en la cárcel lo que hay son ratas, matojos y un tío fumándose un trócolo y eso no va a cambiar.

La antigua cárcel lleva abandonada años y no hay la más mínima intención de hacer nada de nada. Bueno, a lo mejor quieren hacer como con la casa de Cánovas: nada de nada aproximadamente desde hace más de un siglo. Decíamos que había una fuerte competición a ver quién es más rápido haciendo nada. Como resulta que el consejero es joven y dinámico, se ha aplicado con singular denuedo y estrategia a competir contra el munícipe por antonomasia y ya va tomando ventaja en esto de no hacer nada. La Consejería de Cultura lleva años sin hacer nada por el Convento de la Trinidad y ahora anuncia un megaferolítico, súper, ultra, chachi espacio escénico multidisciplinar (¿multigaitas?) poco menos que como El Matadero de Madrid. Dicen. Ay, qué risa, María Luisa, ¿no será que nos quiere matar de risa también? La Junta desde luego, cuando se pone humorística es inigualable. Yo todavía me estoy riendo con lo de erigir un macro hospital en Málaga, qué cachondeo, sí, sí, con 1.500 camas decía en 2008, el día de la presentación en rueda de prensa, la ahora ministra Montero. Ya.

Eso por no hablar del Parque de los Cuentos. Que se iba a emplazar, sí, en el Convento de la Trinidad ¡Se presentó a platillo y bombo en diciembre de 2005!

No se ha visto en Málaga estrambotismo semejante. Lo presentó una consejera de Cultura. Le pusieron la idea en la mesa y dijo: pos vale. El Parque de los Cuentos, o sea, ¿lo qué? Nada, nada. Y eso fue sólo un hito en la carrera, dura, por no hacer nada con el Convento de la Trinidad. Pero la competición sigue. Se miran de reojo, se marcan, no se zafa uno del otro, ninguno toma la delantera, la agilidad para no hacer nada no tiene parangón. No sabemos muy bien qué es un parangón, pero tampoco ellos saben qué hacer con la Trinidad y ahí están felices, puestos a presentar proyectos, también para la antigua cárcel, que es una cárcel de las ideas. Nada sale (ni entra en ella). Podrían dejarla así. Una prisión visitable. Un museo sobre las prisiones. Turismo de experiencia, te quedas un rato en una celda y tal. A lo mejor entraba Urdangarín.