España debutó en el Mundial de Rusia con un empate ante Portugal que sabe a poco. En Sochi, el ambiente fue estupendo, y la sensación que nos deja el partido es que la selección mereció la victoria en un encuentro que se decidió en los pequeños detalles. Es cierto que el partido fue extraño, porque Portugal se adelantó en dos ocasiones, pero la selección supo mantener la firmeza y la confianza para remontar y fue una lástima el tercer gol rival. Estas son las claves del partido:

La selección sufrió un cambio de entrenador con la marcha de Julen Lopetegui y la llegada de Fernando Hierro al banquillo. Pero aún así, España fue fiel a su estilo y fue ese equipo reconocible que le ha hecho ser una de las grandes potencias del panorama futbolístico mundial. El combinado español mostró su clásico sistema de juego, el que se ha visto durante toda la fase de clasificación, y así afrontó el partido ante Portugal. España apostó por la posesión mientras que Portugal lo hizo por el contragolpe.

Mucho hemos hablado de que, a máximo nivel competitivo, los detalles marcan y mucho. Son los que te pueden llevar a la victoria o a la derrota. Porque la igualdad, entre selecciones tan competitivas, es la nota característica. De salida, España encajó un gol que escoció mucho. Sin embargo, la selección no perdió los nervios, quizás un poco la compostura en algunas fases, pero pronto se supo recomponer para empezar a encontrar su idea y patrón futbolístico.

Me gustó que España, pese a ese duro golpe, lograra empatar. Y que, pese a que Portugal se adelantara por segunda vez en el marcador, el equipo tuviera fe ciega y confianza en continuar haciendo lo que mejor sabe. Encajar pronto y al filo del descanso es muy duro. Pero España es un grupo de máximo nivel.

Con los grandes jugadores suele pasar una cosa. Que aparecen cuando más lo necesita el equipo y se reivindican cuando hay debate. En este sentido, Diego Costa realizó un partido muy completo. Trabajó al máximo por y para el equipo en todo momento, y aportó su calidad en el primer gol ante la defensa de Portugal, y su olfato goleador de «nueve» de área en el segundo tanto.

Soy partidario de dar confianza a un jugador cuando falla. No hay que ponerlo en el disparadero. Digo lo mismo de De Gea pese a los fallos que cometió en el partido. No quiero hablar de debate. En este caso, es el entrenador, en este caso Fernando Hierro, el que tiene que tomar decisiones, pero, desde mi punto de vista, siempre hay que dar todo el apoyo al futbolista.