El pasado lunes comenzó la comisión de investigación sobre los expedientes de infracciones urbanísticas caducados, que es como les ocurre a los yogures y si los segundos pueden causar serios problemas de salud si se ingieren, los primeros dan una pésima imagen de la Gerencia Municipal de Urbanismo. Muchas de las sanciones impuestas no se cobraron, lo que para IU-MpG ha supuesto una clara dejación de funciones de la disciplina urbanística, una competencia fundamental de las administraciones locales. Los tres inspectores de obra que comparecieron en la primera sesión reflejaron una situación dantesca: en su departamento se ha pasado de ocho a tres personas en unos años, les han prestado recientemente un monitor usado para comparar las fotos de las obras y poder hacer sus informes y su aplicación está hecha con Visual Basic, un programa antiquísimo. Están desbordados, y aún así los tres sacaron adelante más de 700 expedientes el año pasado, toda una proeza. ¿Por qué se ha reducido el número de inspectores? Bueno, ellos rechazaron que recibieran presiones políticas para dejar qu determinados expedientes caducaran y rechazaron también que la reducción de medios humanos y la carestía material se hayan hecho de forma premeditada. También lo hizo el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, quien no estaba en la gerencia cuando se formó la mayor parte de la bola pero sí es el responsable ahora de arreglar el desaguisado. Pomares se ha empeñado en decir que este periódico está poniendo en tela de juicio la profesionalidad de los trabajadores. De hecho, se lo preguntó directamente a uno de ellos. Nada más lejos de la realidad. Demasiado hacen estos tres esforzados empleados de Urbanismo. Si no tienen medios, lo normal es que se les caduque hasta el alma. Lo mismo ocurre con sus compañeros. Pero ¿qué periódico sería este si no les hubiera contado que Urbanismo tiene sin resolver el 70% de los 11.800 expedientes de infracción? ¿Qué clase de periodistas trabajaríamos aquí si no les contáramos, aunque no le guste a Pomares, que de dos mil y pico sanciones sólo se han cobrado dieciocho en un determinado periodo de tiempo? Yo creo que la respuesta está clara. La respuesta del concejal es escudarse en la falta de medios, y eso sí es cierto. ¿Cómo no va a serlo? Pero esto va de arreglar las cosas, no de buscar culpables entre la prensa y los partidos políticos de la oposición que cumplen con el deber que les encomienda la democracia: a los primeros denunciar errores o desajustes de la administración que perjudican a los ciudadanos y a los segundos, fiscalizar al equipo de gobierno. Que yo sepa, ni este periódico ni los concejales de la oposición tienen mando en la Gerencia Municipal de Urbanismo para solucionar el desaguisado. La idea es ocuparse en arreglar lo que ha sucedido y tratar de que no vuelva a ocurrir, recuperando, de paso, la competencia básica del urbanismo de toda ciudad que se precie. Nosotros sólo podemos contarlo. Y eso hacemos.