­En Málaga en estos días solo se ha hablado de una cosa, de carnaval, y precisamente dentro de este argumento, todos comentan los primeros premios. Los de la Torre y El cuarteto está al caer coinciden en dos cosas este carnaval 2014; una de ellas es esos primeros premios que ambos han obtenido en sus respectivas modalidades, y la otra es que también, ambos, han coincidido en la elección de su tipo o parodia de repertorio como epicentro de un símbolo, la archiconocida Torre Mónica.

Situada en la playa de la Misericordia, la torre Mónica es el símbolo tangible de una historia de amor que aún perdura en tierras Canarias. Restaurada ya hace años y borrado el nombre propio, aún los malagueños seguimos llamando a ese lugar por la amada. En su recuerdo, el Ayuntamiento colocó una placa en el exterior de la torre recordando a esta pareja. Hoy ya ni la placa existe.

Gracias a las redes sociales, Mónica y Carlos (autor de la pintada) conocieron la existencia de la murga de Félix Godoy; sus amigos desde Málaga les bombardearon a llamadas y mensajes. Desconocían que existiese un cuarteto que hablase también de ellos, y desconocían también que ambos obtuvieran el primer premio en su modalidad, cosa que les alegra después de tanto tiempo y de estar tan lejos. «Los hemos visto en YouTube. Son muy graciosos», dice Carlos.

Carlos y Mónica son de Málaga. Se conocieron cuando eran unos adolescentes y siguen estando tan enamorados como el primer día. Con 38 años él y 37 ella ya cuentan con dos hijos. Viven en Tenerife, otra tierra muy carnavalera, y están deseando venir a Málaga de vacaciones en agosto para darles las gracias a los componentes de ambos grupos por haber puesto en valor el símbolo de su amor.

Perfectamente, cualquiera de los componentes de la murga Los de la Torre podría ser Carlos, un malagueño de la barriada de Bonaire que empezó a salir con Mónica, una chica que vivía en Torremolinos. Aunque pertenecían a la misma pandilla de amigos, no se habían fijado el uno en el otro hasta una noche en la que coincidieron de charla en la puerta de una discoteca y surgió el flechazo. Los de Félix Godoy tratan de dar vida a un personaje que la mayoría de los malagueños aun no conocíamos, Carlos, que, al igual que parodian los murguistas, se subió una noche a la torre para hacer un acto de fe y amor. El autor de osada pintura en la torre alcanzó lo más alto de ella un atardecer de septiembre, había discutido días antes con Mónica. Carlos era aficionado a hacer rápel y junto con un amigo subió por la externa escalera estrecha y se descolgó con un arnés y con dos botes de cinco litros de pintura blanca que le sostenía su compañero de peligrosa aventura. Según me reconoce Carlos la idea era pintar «Mónica te quiero». Tenía planos hechos a escala y sabía cómo debía hacerlo pero la previsión de pintura falló y se quedó solo en «Mónica».

La idea de la murga y la comparsa ganadoras del primer premio en el carnaval de Málaga no es del todo real. Ambos representan a un individuo depresivo y trastornado que se subió a la torre para sorprender a Mónica y ésta, después, no le quiso. Lo real es que, aunque enfadados, Carlos mintió a Mónica la noche de septiembre alegando que no quería verla, pero su mente y objetivos eran otros. La agrupación desarrolla el personaje a partir de ese momento, con un protagonista a punto de suicidarse - nada más allá de lo real-; a las dos de la madrugada Carlos y su amigo terminaron la pintada y cada uno se fue a su casa. Mientras la murga se quedó con la parte negativa, Carlos, al siguiente, día llevó a Mónica a pasear por el litoral malagueño y le enseñó dicha osadía en muestra de su compromiso de amor; ella, enfadada aún con él, no le prestó demasiada atención a la pintada, aunque me reconoce: «No quería que me viese impresionada por aquello, todavía estaba enfadada con él, pero por la tarde llamé a mis amigas y fui a enseñarles la torre con la pintada».

La murga Los de la Torre y El cuarteto está al caer pusieron en valor este significado cultural sobre un repertorio de carnaval, cada uno a su manera, pero con la imaginación sobre el desconocido Carlos y en la pintada de Mónica Vallejo (apellido de la protagonista) dando vida a una leyenda que ya no es leyenda. Carlos y Mónica son pareja desde hace más de veinte años y mas allá de parodias, su amor sigue presente en la isla de Tenerife. «Es impresionante que después de tanto tiempo aún se acuerden de nosotros. Hemos sido anónimos hasta hace bien poco, incluso muchas veces vimos publicadas falsas noticias sobre la autoría de la pintada y su historia», confiesa Mónica. Mientras Carlos me sentencia: «Cuando vimos a la agrupación de carnaval nos reímos mucho y me parecieron geniales, me alegro que hayan ganado el primer premio».

Ya hemos movido ficha para que en septiembre, cuando Carlos y Mónica vengan a Málaga de vacaciones, puedan conocer a los murguistas y cuarteteros que reinterpretaron su historia de amor: los carnavaleros les agradecerán la inspiración y los enamorados, que gracias a ellos no se olvide su historia.

*Vertedor es responsable de cultura y educación de la Fundación Carnaval de Málaga