Había una gran confianza en los cofrades del Domingo de Ramos por que la tarde supiera comportarse y respetar el trabajo de todo un año. En todo caso, el cielo mostró su lado más caprichoso. Puede que el término intervalos nubosos adquiriera ayer un significado pleno, al menos en el argot cofrade. Porque venía una nube molesta que descargaba sobre los cortejos su líquido contenido, y a continuación sol. Y otra nube. Y otra vez el sol. Entraba dentro de las previsiones y así iba a pasar hasta las cinco de la tarde... aunque un imprevisto cambio del viento a las diez de la noche puso a más de uno en alerta. Por suerte, la tormenta se quedó lejos del Centro y Dulce Nombre, Huerto, Salutación y Prendimiento pudieron continuar con su camino.

Dulce NombreLa primera en Capuchinos

A las tres de la tarde. Dulce Nombre no da un respiro y con gran puntualidad plantó su cruz guía en la puerta de la Pastora. Comenzaba la estación de penitencia de una cofradía con solera pese a su juventud. Sonaba Cristo del Amor para el Señor de la Soledad. Cornetas y tambores para un trono acostumbrado a andar al ritmo de agrupación musical. La banda de la Virgen de la Peña, que otros abrían procesión, aprovecharon su oportunidad.

El trono del Cristo salió ayer completamente acabado en su fase de talla, con un lema inscrito en el friso superior en latín. «Oh Rey de los Cielos y Tierra, no te alejes de mí, porque se avecina la tribulación y no hay quien me ayude...» Claveles rojos en el moldurón, como flor predominante, y los soldados del sanedrín que siguen maltratando con la mirada la mansedumbre del Cristo.

La Trinidad Sinfónica volvía a acompañar a la Virgen del Dulce Nombre en una conjunción que se asienta y que tiene visos de futuro. Con un repertorio que combinaba La Estrella Sublime, para la plaza de Capuchinos, Virgen de los Reyes, para entrar en Dos Aceras, o Soleá dame la mano, en Echegaray. Un trono que da un auténtico espectáculo en cada mecida, midiendo los momentos, haciendo arte de la mesura. Fiel al estilo de esta franciscana hermandad.

SalutaciónUn recorrido por la trastienda del Centro Histórico

La cofradía de la Salutación tiene una salida que merece la pena verla. Pararse un poco. Frenar la vorágine del Domingo de Ramos, de andar de un lado para otro, manosear el itinerario y buscar la mejor esquina. El momento de la salida desde el interior de San Felipe Neri invita al silencio, a observar y no perder detalle. Sin embargo, tiene otros momentos que hay que destacar. En concreto su paso por las calles Don Rodrigo, Huerto de las Monjas, Mariscal, Marqués de Valdecañas... Unas calles situadas en la trastienda del Centro y que sólo con el paso del cortejo de la Salutación pueden recordar que están a un paso de la emblemática calle Larios y que pertenecen a su ámbito.

Hubo más público que en otros años. Quizás porque ya se conoce su recorrido. Porque esas calles dejan de ser invisibles. Porque la Banda de Cornetas y Tambores de la Estrella llamaba la atención con Madre de Dios del Rosario en la calle Don Rodigo. O porque las largas, larguísimas, filas de nazarenos blancos brillantes de la Salutación ofrecen una visión nueva de este entorno. O puede que sea porque la Agrupación Musical San Lorenzo tiene su público, ganado con marchas como Oración en el Huerto en la curva de entrada a la calle Mariscal o Nuestro Padre Jesús de la Victoria para entrar en Mariscal.

Interpretaciones que hicieron que el trono, más que caminar, flotase por la suavidad y precisión en las curvas. Y al llegar al convento de San José con Triunfal, silencio, cantos de las monjas, mecidas, aplausos y repiqueteo alegre de las campanas.

HuertoUna salida obligada por las circunstancias

Por muchos años que pasen saliendo el Huerto de El Perchel uno no termina de acostumbrarse a ver una hermandad tan clásica por un entorno impropio y tan inhóspito. Es una salida obligada por las circunstancias, sin duda. Allí está su casa hermandad, alejada, muy alejada, de los Mártires. Pese a todo, la archicofradía despliega su sello inconfundible de penitentes tocados de sardineta que preceden al Señor más dieciochesco que se conoce.

Orando en el Huerto a sones de agrupación musical. La de la Resurrección de Sierra de Yeguas. Una apuesta arriesgada, pero valiente y necesaria. La Virgen de la Concepción, por su parte, también estrenaba acompañamiento musical, la de la Vera+Cruz de Almogía. Expiración este año se quedaba sin salir el Domingo de Ramos en Málaga. Clásico exorno de claveles blancos para la imagen que mira al cielo pero que no pierde un instante de vista a sus hijos cofrades, como los hombres de trono que, estrenaba túnicas.

PrendimientoUn espectáculo cuesta abajo y cuesta arriba

El Prendimiento se puede ver por muchas calles. Saliendo de San Millán, con los tronos en paralelo. Bajando Capuchinos para llegar al Molinillo. De regreso subiendo Dos Aceras y los úlimos años, Carrión... pero si hay algún sitio donde se muestra como la cofradía que es en Ollerías. Y en particular, en la curva de Carretería. Al Cristo le falta calle. Va de banda en banda, subido en las aceras y obligando al numeroso público a retroceder. Es un espectáculo cuesta abajo y cuesta arriba, andando de frente y con diligencia, mostrando el episodio del ósculo traidor y con marchas como Virgen del Amor Doloroso, La Saeta o Plegaria al Criso del Perdón, a cargo de la banda del Rincón de la Victoria. Y la Virgen del Gran Perdón igual. Una curva perfecta con Al Cielo con Ella, de Pedro Morales, a cargo de la Unión Musical Eloy García, que se estrenaba tras su manto.

@ia_castillo / @Miguelferrary