La lluvia amenazó durante todo el día e incluso durante la salida de la procesión de la Cofradía de la Pollinica de Antequera. Desde mediodía la lluvia empezó a caer sembrando la duda entre hermanacos (hombres de trono) y el centenar de penitentes que lo iban a acompañar.

Las filas de penitentes eran principalmente de niños que portaban palmas bendecidas por el consiliario de la cofradía el miércoles anterior a su salida. Como mínimo, y según explicó su hermano mayor, Agustín Gómez, eran 100 pequeños los que precedían a los tres tronos: Jesús a su Entrada en Jerusalén, Jesús Orando en el Huerto y la Virgen de la Consolación y la Esperanza, que salieron desde la iglesia de San Agustín.

Gómez dio esta cifra orientativa, pues esa cantidad son las túnicas que la cofradía entregó. A este centenar habría que sumar las que las familias tienen en propiedad y que también vistieron para procesionar junto a los tres tronos.

Revestimiento

Las dos imágenes de Jesús, que procesionan desde 1950, y la Virgen, que empezó a hacerlo seis años después, se encuentran inmersas en varios proyectos de remodelación. La Pollinica sacó a la calle este año su «revestimiento provisional», señaló su hermano mayor, Abel González. Esta talla en madera, hecha por el sevillano Juan Manuel Pérez Pérez, es un trabajo a largo plazo que ha comenzado con el cambio de las andas (varales) y la canastilla como pudieron ver los antequeranos.

Por su parte, la Virgen y Jesús Orando en el Huerto también tienen los bocetos del nuevo revestimiento listos a la espera de tener fondos para llevarlo a cabo. Hay que destacar que en el caso de la Consolación y Esperanza el cambio implicaría también la sustitución de toda la estructura que soporta el palio.

Detalles y momentos

Hay pequeños detalles en los tronos que pocos consiguieron apreciar, pero que estaban ahí. En el caso de la Consolación y Esperanza, en su mano derecha, portaba un pequeño rosario por una promesa de una devota. Mientras que en su izquierda llevaba una ramita de olivo en plata como símbolo de acompañamiento a los otros dos tronos.

Sin duda, la salida y el encierro, cerca de las once de la noche fueron los momentos más bellos de esta procesión. Sin embargo, fue su paso por la tribuna de calle Estepa donde la Virgen brilló con luz propia al realizar su encuentro con la Virgen de los Remedios justo en la puerta de su templo.