­Todavía algunas nubes en la mañana se lanzaba a las calles de Torremolinos el primer capítulo de su Semana Santa. Pocos minutos antes se oficiaba una eucaristía por parte de Rafael Pérez Pallarés, párroco de la iglesia Madre de Buen Consejo de la localidad. Algunas lluvias mañaneras hacían presagiar lo peor, pero finalmente sólo fueron nubes débiles en el cielo cuando los dos tronos hicieron acto de presencia en la calle con un poco más de retraso.

Como es tradicional desde hace varias décadas se abre esta semana en el municipio con el procesionar de Jesús en su Entrada en Jerusalén. Pero este año venía con novedad, María Reina de la Paz procesionaba por primera vez por Torremolinos.

Bajo los sones de la Banda de Música de Cuevas del Becerro desfilaron por los recovecos de las calles torremolinenses más de un millar de personas portando las tradicionales palmas. Como es tradicional, las palmas ilicitanas de los más pequeños habían sido rizadas con anterioridad. Y es que son muchos los niños y niñas que marchan acompañando a esta imagen.

El conjunto escultórico estrenó el pasado año una túnica de marfil con capa roja y fue portado por alrededor de 60 hombres de trono que pasearon por las diversas calles torremolinenses la imagen de Jesús. Ya con el sol abordando a golpes su cénit en el Domingo de Ramos, enfilaba la pequeña calle que da nombre a su templo para ser elevada entre vítores de los vecinos y el regocijo de varios millares de turistas que poblaban la plaza dedicada al Picasso.

Este era el primer año que la figura de Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén era acompañado por María Reina de la Paz. Tallada por la escultora gaditana Ana Rey fue portada exclusivamente por 60 mujeres y estuvo cortejada por la Banda de Música de Alhaurín el Grande.

La página del primer capítulo de la Semana Santa de Torremolinos se cerraba con el cierre de las puertas de su templo y los hermanos se quedaron en la intimidad para demostrar su devoción a esta advocación pasionistas.