­Por fin una Semana Santa sin mirar la predicción meteorológica, al menos la probabilidad de lluvias. El buen tiempo reinante hizo que miles de personas salieran ayer a la calle desde bien temprano para disfrutar de las procesiones, de una jornada en la que el día es el protagonista y la noche toma forma ya en los barrios, de recogida.

Pollinica

Brillo en la calle Parras

El sonido de la campana del trono del Señor de la Pollinica es el inicio del todo. La calle Parras se convierte en el epicentro de la Semana Santa, del inicio de seis intensos días en los que la fe y el arte se dan la mano. Trasladarse a la salida de la Pollinica permite ser espectador de muchas cosas. Allí se dan cita todos los cofrades a los que la cama les ha quemado desde temprano, pese a haberse acostado seguramente tarde acompañando a alguna cofradía no agrupada.

Pero el mundo cofrade es así, inquieto. En los aledaños de la salida de la Pollinica hay nervios, por lo que supone poner a una cofradía en la calle. Pero también hay ilusión, como la del pequeño nazareno que mueve majestuosa su capa. Sus ojos azules hacían juego ayer con el cielo de Málaga, que se puso su color más vivo para dar inicio a la Semana más grande.

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Domingo de Ramos | Pollinica

El cielo amaneció nublado pero, poco a poco, y según sonaron los acordes de la banda de la Santa Cruz de Huelva, el cielo se fue abriendo. Por segundo año consecutivo, la cofradía de los niños salió en dirección contraria. Se echa de menos esa curva con San Felipe y las órdenes de los capataces animando a los portadores a que no traspasen los límites del espacio. Este año ya no ha pillado a nadie desprevenido y las filas de público se disponían en el orden correcto en dirección a calle Ollerías. Los metros mandan.

El Señor, este año sí, sin prisas ni plásticos hizo un recorrido de diez dando inicio a la procesión y a la Semana Santa de Málaga a las 10 de la mañana. Decenas de palmas le precedían y su palmera volvía a recrear una estampa difícil de olvidar. Salió, como es costumbre, a los sones del Himno Nacional y más tarde de Cristo de San Julián. Este año, el Cristo estrenaba el dorado de parte del trono, que cuando esté completo será una delicia. Sobre la campana una lazada bordada en recuerdo de uno de sus históricos capataces, Chico Guerra, fallecido este año.

Domingo de Ramos | Pollinica

Domingo de Ramos | Pollinica

Su madre, la Virgen del Amparo y su sonrisa tímida, le seguía al son de María Santísima del Amparo, con su tradicional paso pollinico, interpretado por la banda de la Esperanza. El trono, exornado con piñas de orquídeas y rosas blancas y amarillas, y velas de cera rizada hacían del trono de la Virgen un conjunto casi perfecto con el sonido de las campanillas de su palio de fondo, recordando que esta cofradía con sede canónica en San Agustín es la que da inicio al principio del todo.

Lágrimas

«Un pasito a la derecha»

Bendito caos se vive en el interior de la iglesia de San Juan momentos antes del inicio de la procesión de Lágrimas y Favores. Suena Reina de San Juan con la Banda del Arrabal, de Carmona, interpretando esta marcha con tanto significado, ya que todos los presentes terminan cogiéndose del hombro y moviéndose al son de la música, en un gesto de hermandad y unión entre todos. El revuelo de fotógrafos y cámaras para tomar unas instantáneas de Antonio Banderas, mayordomo de trono, provocó el habitual colapso en los momentos previos a la procesión, aunque poco a poco se fue despejando el interior de la iglesia. Los nazarenos fueron tomando la calle entre el gentío, creando un camino verde y crema para la salida de Lágrimas y Favores. El orden procesional sirvió para calmar el bullicio de la calle. Pese a que es un trono que va al ritmo de la música, con marchas no especialmente «serias», el público conoce el carácter de la cofradía y pide silencio al paso del cortejo. La saeta de Diana Navarro, justo en el quicio de la puerta de San Juan, elevó una oración a la Virgen en la que pedía: «Esplendorosa mi Virgencita marinera, se me encoge el corazón y te suplico a mi manera por los que sufren en la tierra para que le des tu bendición».

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Domingo de Ramos | Lágrimas y Favores

Alma de la Trinidad se llevó de calle Especerías, con un paso suave, mecidas y una dirección del trono sobria y precisa. Los hombres de trono ya saben a lo que van, gracias a los ensayos. Ese momento sólo iba a anteceder lo que se iban a encontrar en la curva de entrada en la calle Nueva. La marcha Mi Amargura, una de las más escuchadas este año, marcó el ritmo de la curva. El arbotante delantero derecho estuvo a punto a dar con un cartel comercial. Le faltaron apenas unos milímetros. «Un pasito a la derecha». La voz del capataz fue suficiente para evitar el roce.

Precisión y belleza unidas en una marcha y una maniobra. Lágrimas en estado puro. A mediación de la calle Nueva, otra saeta, en este caso de Lourdes Montiel, hermana de la cofradía que ya es tradición que le dedique una saeta a esta imagen, de la que su marido es capataz. Tras el recorrido oficial, Lágrimas avanzó por la calle Echegaray, que se ha convertido en una calle más de los recorridos procesionales malagueños. Su entrada y su salida requieren de cierta pericia por la dificultad de las curvas. La marcha Triana tu Esperanza, interpretada por la Banda de El Arrabal, de Carmona, fue el acompañante perfecto para esta maniobra. La voz de Manolo, el gran capataz, se escuchó sólo en momentos claves. El trono casi iba solo.

Domingo de Ramos | Lágrimas y Favores

Domingo de Ramos | Lágrimas y Favores

En ese punto, y ya de vuelta tras un recorrido complicado, con muchas vueltas, cambios de ritmo y con calor, el comportamiento del trono fue ejemplar, como el de las filas de nazarenos. Llevan años cuidando el cortejo desde principio a fin y eso se deja notar en la compostura. Incluso en años en los que ha habido más caos, los hermanos han tomado buena nota para corregir al año siguiente. Hay un buen trabajo cofrade.