Con una hora de retraso por la lluvia, la salida de Lágrimas y Favores cumplió con las expectativas. Esta mayordomía de Fusionadas tiene su complicación, con un protocolo complejo, fotógrafos pululando por la iglesia y una gran cantidad de público y nazarenos. Sin embargo, el bullicio se termina y el orden se impone con una facilidad pasmosa, fruto de una buena cultura cofrade. Cuando empieza la procesión, no hay distracciones. La salida desde San Juan se hizo bajo la lluvia. Es verdad que era fina y no muy intensa, pero lo suficiente como para poner el plástico en el manto y reservar insignias. Filas ordenadas y apretadas de nazarenos abrían el camino entre el numeroso público situado en la salida.

Y llegó el momento de la Virgen de Lágrimas y Favores, que lucía un crespón negro en la campana en memoria de Ana Bandera, madre de Antonio Banderas y camarera de la Virgen. La Banda Municipal de Arahal atacó las marchas 'Malacitana' y 'Reina de San Juan' para las maniobras en el interior de la iglesia de San Juan. "Paso Picasso", se escuchó en las naves de San Juan. Paso, mecida, paso. El trono de la Virgen de Lágrimas se paró en el dintel para la salida. Maniobra delicada, precisa. Hombres de trono exteriores fuera del varal y midiendo con precisión. Himno Nacional y avance por la calle Calderón de la Barca a tambor y la masa de público apretándose para dejar paso al trono. 'Pasan los campanilleros' acompañó la curva de Fernán González.

La entrada en Cisneros y la llegada a la calle Nueva se realizó ya sin lluvia y con el sol saliendo tímidamente entre las nubes. El plástico se retiró del manto de la Virgen y el trono se preparó para tomar la calle Nueva. La Banda Municipal del Arahal enlazó dos marchas para ayudar a los portadores: 'Procesión de Semana Santa en Sevilla' y 'Reina de la O'.

Paso corto. Medio pasito a la derecha. Abriendo el paso. Ahora a la izquierda. Poco a poco. El trono se cierra sobre la esquina de la calle Nueva. Se acercan las tulipas a la pared. Los capataces dan las órdenes, el trono pasa holgado, se cuadra en la calle Nueva. Aplausos.

La calle Nueva tiene algo especial. La estrechez, la arquitectura o la mezcla de cosas. No lo sé. Gusta mucho allí ver a Lágrimas y es un gustazo ver también a la sección de nazarenos, creando un camino verde y crema para la Virgen.

Esa calle tiene además su peculiaridad. A Lágrimas le sale una sección nueva en el cortejo, encastrada entre los acólitos y que se distinguen por las chaquetas azules, su peinado de peluquería y andar de espaldas. Parece que quedan ahí, que es su punto de reunión. Lo cierto es que están toda la calle y luego se desvanecen. Esos 'chaquetas azules', lejos de ser algo anecdótico, se convierten en un problema para la hermandad, ya que interrumpen el cortejo u dificultan el paso de tronos.