La artesanía, las tradiciones populares y el ambiente familiar se han convertido en las claves para despejar uno de los puntos más conflictivos de la feria del centro. Y es que es bien sabido por todos, sobre todo para los vecinos, que la plaza de la Merced era un hervidero de alcohol y desmadre hasta bien entrada la madrugada durante le feria. Desde el Ayuntamiento han querido evitar escenas como la que se produjeron en años anteriores.

Comerciantes y familias están encantados con este giro de 180 grados de la plaza que vio nacer a Picasso. Para Vanesa Bernal, una joven de Fuengirola incondicional de la feria del centro, el cambio de ambiente era obligado: «Ahora aquí se está muy bien, la plaza está muy bonita y el ambiente familiar es muy bueno. Sólo echo en falta más tradición malagueña. Yo bailo mejor las malagueñas que las sevillanas, por ejemplo, y no podemos demostrar nuestras costumbres a los turistas que nos visitan» se queja Bernal.

María José Martínez y su familia han querido pasar el día en la feria del centro antes de llegar a su destino vacacional: Tarifa. Para esta madrileña, el ambiente cultural de la feria del centro es muy bueno. «Hemos estado paseando todo el día visitando diferentes monumentos y ahora llegamos aquí y está plaza está preciosa, con todos estos puestecillos y este ambiente. Muy recomendable» aconseja.

Por su parte, el malagueño Alberto Román cree que en la fiestas mayores de la capital de la Costa del Sol lo importante es disfrutar de todas las zonas. «Yo prefiero venir a primera hora del día a la Merced, un ambiente más tranquilo, para ir cogiendo carrerilla. Ahora, eso sí, el día me gusta terminarlo en la calle Larios», confiesa.

La Merced ofrece estos días actuaciones de grupos folclóricos, así como decenas de jaimas de productos artesanales, entre ellos el esparto de Antonia González y los bordados de Paqui García Santos (ambas de la Asociación de Productos de Coín); los complementos artesanos de Ana Belén Marín o las joyas hechas a mano por Mari Carmen Villalta.

Además, la caseta de la Boombeer provee de víveres a los feriantes por una media de siete euros por persona. Su responsable, Antonio Pérez, está dispuesto a repetir el año que viene. «Sí me dejan, estaré encantado de continuar aquí», promete.