Legión en el Puerto. Legión en el Centro. Legión en Santo Domingo. Legión donde quiera que vaya. Este cuerpo militar mantiene un fuerte idilio con Málaga. Se cuentan por miles las personas que cogen un sitio el Jueves Santo para verlos desfilar por el Centro. Sin embargo, poner el foco en la presencia de la Legión en el traslado y procesión de la Congregación de Mena es como mirar con lupa una obra maestra. Sólo se aprecian los detalles de una parte minúscula de la obra. Se necesita una perspectiva más amplia para entender la dimensión de toda la cofradía.

El Cristo de la Buena Muerte se ha convertido en una parte importante de la Legión y ésta responde con generosidad. A primera hora de la mañana llegó el buque Contramaestre Casado con una compañía de honores del Tercio Duque de Alba, II de La Legión. Su desembarco fue seguido por miles de personas en el muelle del Palmeral, para posteriormente salir corriendo e intentar llegar a un abarrotado entorno de Santo Domingo para asistir al traslado.

La Legión fue recibida con aplausos, dando comienzo el acto de traslado poco después, interpretándose el Novio de la muerte, tarareado por una parte importante de un público entregado a los uniformes militares. Sin embargo, todas estas impresiones se vienen abajo cuando los legionarios sacan a hombros al Cristo de la Buena Muerte. La presencia de este crucificado atrae miradas ante la elegancia con la que Palma Burgos reprodujo la obra de Mena.

Una muchedumbre de público asiste a la salida procesional del Cristo de la Buena Muerte desde Santo Domingo.

Mientras se entronizaba al Cristo, la Banda de Guerra de la Brigada Legionaria interpretó la marcha Cristo de la Legión, de Eloy García. Todos los ojos estaban puestos en la imagen del Crucificado y de la Virgen de la Soledad, ya entronizada y con una salida procesional especial, por ser la última que lo hará sin estar coronada.

La popularidad de este acto se extiende. Además de Antonio Banderas, que ya es un fijo de este acto, asistió el ministro de Justicia, Rafael Catalá; la hermana de Juan Carlos I, Pilar de Borbón; y su hija, Simoneta Gómez de Acebo.

El inicio de la procesión, ya por la tarde, permitió disfrutar de un cortejo bien colocado y con sentido nazareno. El trono del Cristo iba al ritmo que le marcaba la banda de la Legión y la compañía que escoltaba al Cristo. El Novio de la Muerte y el Himno Legionario se escucharon muchas veces a lo largo de la noche, para disfrute de una parte del público que sólo había ido a ver a este cuerpo militar. No era el mayoritario ni el que más disfrutó de la procesión, ya que la presencia de la Legión se queda corta sin el Cristo presidiendo el cortejo.

La Virgen de la Soledad lució su clásico tocado, enseña de esta imagen y que la distingue del resto. La Banda Sinfónica de la Trinidad se estrenó ayer aportando una musicalidad perfecta para el paso de este trono.