La Legión levanta pasiones en Málaga y esas pasiones terminan llegando al Cristo de la Buena Muerte, que ha sido entronizado este Jueves Santo por mañana tras el traslado protagonizado por la Compañía de Honores del VI Tercio Alejandro Farnesio. Un acto en que la comunión entre este cuerpo militar y la Congregación de Mena se hace más fuerte que nunca. El 'Novio de la muerte' resuena con fuerza en la plaza frente a la iglesia de Santo Domingo mientras miles de personas, tanto en la propia plaza como a través de las distintas conexiones en directo, se suman a este canto. El Cristo de la Buena Muerte a hombros de los legionarios y el sol brillando con fuerza. Es el momento de unión entre devoción y vocación. La devoción a esta advocación y la vocación a un cuerpo militar que ha hecho del valor y el desprecio a la muerte dos de sus enseñas. Es por eso que el título de Buena Muerte encaja tan bien con el espíritu legionario.

Desde las tres de la mañana había gente cogiendo sitio para ver el traslado en directo. Unos valientes o unos locos, pero en todo caso una demostración de constancia y devoción. Eso explica cómo antes de las 8.15 horas ya estaba llena la plaza y quedaban casi cuatro horas para el comienzo del traslado. La Compañía de Honores desembarcó desde el buque Contramaestre Casado en un atestado muelle 2 del Puerto sobre las 10.30 horas. Unos 200 efectivos bajaron desde el barco y formaron en el muelle, antes de iniciar su desfile hasta Santo Domingo.

El traslado estaba previsto a partir de las 12.00 horas, pero el retraso en la llegada de las autoridades llevó a iniciar el acto media hora más. No eran pocas las autoridades civiles que acudieron a ver el traslado de Mena, todo un reto para el equipo de protocolo de la Congregación de Mena. Así, además de las autoridades locales como el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el presidente de la Diputación, Elías Bendodo; y el delegado de la Junta de Andalucía, José Luis Ruiz Espejo, acudieron cuatro ministros: José Ignacio Zoido, Íñigo Fernández de Vigo, Rafael Catalá y María Dolores de Cospedal, que presidió el acto como ministra de Defensa. Además había dos ex ministros (Cristina Garmendia y Arias Cañete); el director del CNI, el general de Ejército Félix Sanz Roldán; Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos en el Congreso, el parlamentario de esta formación, Guillermo Díaz, y la portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís.

El traslado comenzó después de una fugaz visita de los ministros al Cristo de la Buena Muerte todavía en la capilla. Tras el relevo del estandarte del Cristo orlado con las enseñas de todas las unidades de la Legión, y que se van turnando para tenerlo, salió a hombros el Cristo de la Buena Muerte. A ritmo marcial, marcando el paso. Silencio en la plaza. El cornetín va dando órdenes: "Nadie en el Tercio sabía quien era aquel legionario, tan audaz y temerario que a la Legión se alistó". La plaza entra en tensión. Nadie se quiere perder ni una nota, ni una letra de esta mítica canción relacionada con la Legión. Termina. Aplausos. Nuevas órdenes con el cornetín. Se rinde tributo a los fallecidos de la Legión con el Cristo de la Buena Muerte presente. Llega el momento de entronizarlo, elevando la imagen con unas cuerdas hasta colocarlo en el trono, mientras los hermanos de la Congregación empiezan a afirmar: "Ya es Jueves Santo".

La canción del Legionario ("Legionario, Legionario, que te entregas a luchar y al azar dejas tu suerte, pues tu vid es un azar", reza una de las estrofas) y recitan el credo legionario ("La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde") cierran el acto, con la marcha de los efectivos a la espera de la salida procesional de la noche del Jueves Santo.