Pasión y Estudiantes. Dos propuestas diferentes y dos resúmenes de la Semana Santa de Málaga. La sobriedad y elegancia total a la que aspira la Pasión frente a la juventud y bullicio juvenil de Estudiantes. Ambas se complementan perfectamente y llenaron el Centro de color y devoción, incienso y nazarenos. Música y Gaudeamus Igitur.

Pasión | La Pasión según Málaga

La procesión de la Pasión queda resumida en dos momentos. Apenas unos minutos en casa caso, pero suficientes para apreciar una puesta en escena pensada y meditada para profundizar en el mensaje religioso.

El primer momento es en la plaza de los Mártires. El silencio se impone en el entorno pese a la presencia de numeroso público. Los hombres de trono de la Virgen del Amor Doloroso maniobran con delicadeza para superar el vano de la puerta. La voz del mayordomo pone orden y precisión en el movimiento. La luz ilumina poco a poco el delicado rostro de la Virgen, que luce un rostrillo elegante y sobrio. Las rosas de un blanco roto en piñas cónicas parecen apuntar a la Virgen. El trono se eleva, con dificultad, pero con mimo, sobre los hombros de los portadores. El silencio se rompe brevemente por un tímido aplauso. El mayordomo pide orgullo a los portadores y comienzan a avanzar por la calle Santa Lucía. Suena La madrugada, interpretada por la Banda de Música de Arahal y la calle parece plegarse al paso del trono de plata. Un poco más adelante, con Jesús de las Penas, la calle Granada recibe a esta imagen.

El segundo momento es algo más adelante. En el entorno de la Catedral. El protagonista es el Nazareno de la Pasión y la música de la Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza. ¡Cómo tocan los condenados! Tres marchas: Soledad de San Pablo, Requiem y Tras de tí, Simón rasgan una tarde luminosa y alegre que se transforma por la música de sus integrantes. La capacidad de transmitir, encontrar matices en las marchas y darle profundidad a la música, con distintas capas de sonidos que enriquecen al espectador, transformaron el paso del Nazareno de la Pasión. La Catedral al fondo, Tras de ti, Simón alcanzan su cénit y el morado de la túnica del Señor contrastando con el verde de los naranjos, la plata del trono o el marrón de los viejos muros de la basílica. Es en ese momento cuando la emoción aparece no se sabe por qué conexiones neuronales, pero impulsada por la música y el silencio de un público que se deja atrapar por este Nazareno. La piel de gallina.

Luego llega la Catedral. Sentido primero y último de esta procesión desde que se fundó la cofradía. El fuerte espíritu nazareno de la corporación se nota de forma evidente con filas ordenadas y serias de penitentes, que entran en la Catedral conscientes de la importancia de ese momento. La formación trabajada por la cofradía se hace presente en estos momentos. Igual que el pregonero pidió formación a los cofrades, la Pasión demuestra que es posible.

Estudiantes | Juventud de ayer y hoy

Mateo 27, 27-31. «Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor de él. Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata. Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: ‘¡Salve, rey de los judíos!’». El rey de los judíos tiene un trono de oro en Málaga y se mece como si de un barco se tratase mientras doscientos hombres le cantan, casi susurrando Gaudeamus Igitur. Un trono de carrete netamente malagueño que hipnotiza a su paso.

Ayer la cofradía de los Estudiantes volvió a demostrar que va en el buen camino. Que no es casualidad que sus titulares fueran acompañados por 1.100 capirotes: el 80% de ellos jóvenes, futuros portadores, acólitos y, esperemos, consolidados nazarenos de vela. Un camino de largo recorrido que comenzó en la década de los 40, cuando fueron los propios estudiantes los que reorganizaron la hermandad y que aún hoy sigue considerándose como tal. Las filas de nazarenos son jóvenes -aunque hay alguno que supera los 55 y sale con sus hijos tras abandonar el varal- pero los tronos están llenos de rostros maduros, curtidos de lunes santos, de pulsos y de gaudeamus.

Más de 50 veces sonó ayer esta composición que con mimo cantan los portadores al Coronado de Espinas y a Gracia y Esperanza y que, aunque a muchos cansa, a otros traslada a la juventud, a los inicios, a una idiosincrasia particular y singular.

Pasaban pocos minutos de las 7 de la tarde cuando el trono dorado se levantó para gloria de los presentes, sonando el Himno Nacional y el mencionado himno universitario. Unas rosas rojas a los pies del Señor en consonancia con sus túnicas, poco más necesita el Cristo de la mirada limpia que todo lo perdona a pesar del padecimiento.

Se adentraba el Señor en Císter y aún salían nazarenos de San Agustín, uno de los grandes estrenos del Lunes Santo. La desorbitada cifra de penitentes de cuota ha obligado a la junta a reinventarse y este año imperó el orden en Alcazabilla y en el interior de la casa hermandad, para alegría de todos. Filas casi infinitas de capirotes verde esperanza para acompañar a la Dolorosa, que salió del interior del salón de tronos mientras sonaba Virgen de los Estudiantes interpretada por los músicos de la banda de Julián Cerdán.

Las morilleras alargadas y dispuestas como rosarios se balanceaban haciendo sonar cascabeles sin restar protagonismo a María Santísima de Gracia y Esperanza, que se adentró camino de la Catedral mientras sonaba Bajo tu manto Gracia y Esperanza.