El Lunes Santo es mucho más que devoción popular, que vivas y que lágrimas de emoción. También son oraciones en el interior de la Catedral de Málaga, a donde se dirigen tres de las hermandades de la jornada. Ayer se vivieron grandes momentos de recogimiento en las calles, que reunieron a miles de devotos que no quisieron perderse la magnitud de la cita. Tanto en El Perchel como en El Ejido dieron buena muestra de ello.

Crucifixión | Saber estar

Quién le iba a decir a Nona Hernández que aquello que no era más que un dispensario médico con pretensiones solidarias iba a ser cuarenta años después una cofradía hecha y derecha, con dos tronos, cientos de nazarenos y una ayuda social envidiable, amén de una casa hermandad para catequizar y ayudar a los más desfavorecidos. La de Crucifixión es una de las cofradías imprescindibles del Lunes Santo, que en su travesía hasta su casa hermandad corona El Ejido tras subir la cuesta imposible de Carrión a media noche en la que es una de las grandes citas del Lunes Santo. Ayer mismo volvió a demostrar que veintidós años después de haberse agrupado recaló en la jornada para poner un punto más de sobriedad. Tanta, que sus mujeres de luto, las mantillas, acompañaban ayer a sus titulares tras el trono, con cirios cabizbajos en señal de duelo sin necesidad de protagonismo.

La hermandad, que hace unos años cambió su recorrido para llegar al oficial, dio ayer un espectáculo por las angostas y no tan transitadas -semanasanteramente hablando- calles Strachan y Sancha de Lara. Sus nazarenos negros y morados acompañaban bien dispuestos a los titulares en un alarde de sobriedad y saber estar. La campana del trono caoba llevaba anudado un lazo con los colores amarillo y azul, símbolo de respeto y rechazo a la persecución que están viviendo los cristianos de Oriente Medio. Un gesto a aplaudir y para no olvidar: los cofrades hacen mucho más que su estación de penitencia.

El público que se atrevió a ir más allá de la Trinidad o Carretería se encontró con un espectáculo musical. Tres marchas en sólo unos minutos. Sonó primero Ave María de Caccini. Después lo hizo Señor de Sevilla y más adelante, sólo unos metros más allá, Buena Muerte. El crucificado, imperturbable. Sólo y sin necesidad del Buen Ladrón que años ha le acompañó.

Para la Virgen sonó Virgen del Valle. La curva para la que la banda de la Paz tocó esta joya musical puso de manifiesto que menos es más. La Virgen del mayor Dolor en su Soledad viró sigilosamente, enmarcada por los naranjos de Sancha de Lara para emocionar a muchos.

Fe en santo domingo | Contención y fe

La contención y el rigor en la tarde del Lunes Santo tienen el nombre de Dolores del Puente, la cofradía perchelera con el sello inconfundible del gran Jesús Castellanos, cuyo impresionante trabajo en pro de la hermandad, y, por extensión, de toda la Semana Santa malagueña, siguen viéndose en cada uno de los detalles del desfile procesional que pone la corporación presidida por Antonio Jódar en la calle cada año. El negro es definitorio en la vestimenta de sus nazarenos y en los tronos, y, hoy más que nunca, el mensaje que envía a todos el magnánimo gesto de Jesús perdonando a Dimas, el buen ladrón, es un aviso a navegantes y una reflexión no sólo evangélica, sino incluso sociológica. Pero volvamos al ámbito cofrade, porque este año la institución de Santo Domingo estrenaba la restauración de la Virgen de los Dolores, de la que se ha hecho incluso un escaneado digital para conservarla por los siglos de los siglos, al igual que se ha hecho con otra de las imágenes de la cofradía, la Señora de la Encarnación.

A la hora convenida, las ocho menos cuarto, la cruz guía se hacía presente en la plaza de Fray Alonso. El silencio se escuchaba más que nunca, y sólo el murmullo de oración envolvía el cortejo, uno de los que mayor testimonio de fe da cada tarde noche de Lunes Santo. Poco después, el impresionante misterio de la hermandad, con el Señor del Perdón en el centro flanqueado por los dos ladrones, se hacía a la calle con Plegaria al Cristo del Perdón, interpretada por la Banda del Maestro Eloy García, una agrupación musical que no para de crecer, año tras año, pese a la indudable juventud de sus integrantes.

Para los rectores de la cofradía es una obsesión que el nuevo trono del Cristo esté concluido lo antes posible. Igual para 2016, aunque todos creen que, como mucho, en la Semana Santa de 2017 procesionará por las calles de Málaga para deleite de los cofrades. La Virgen de los Dolores, en su espectacular trono de reminiscencias antequeranas, inició su desfile con Dolorosa del Puente, interpretada por una de las bandas más veteranas de la historia musical malagueña, la de la Esperanza. Delante, la Banda de Cornetas y Tambores de El Carmen. Durante el recorrido, se vivieron intensos momentos sobre todo durante el vía crucis en la Catedral, donde el recogimiento y la oración alcanzan su grado máximo.