­La casa hermandad de Gitanos volvió a iluminarse ayer de una forma especial a eso de las cuatro y cuarto de la tarde. La cruz guía de la hermandad, acompañada por cuatro faroles, presidía el cortejo. Tras ella, la Banda de Cornetas y Tambores de Los Dolores de Álora abrió la procesión con Cristo del Amor. Una vez finalizada su interpretación, aplausos. En ese instante, los penitentes que portaban el vía crucis de la hermandad dominaban la calle, y uno de los capataces animaba a los hombres de trono: «Sois los hombres de Dios y los ojos de María». Hubo vivas y, poco después, el Señor de la Columna, dolorido en divino escorzo, se hizo a la calle acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Estrella. Como siempre, la curva de salida desde su sede para embocar Frailes reviste de una especial dificultad por la cercanía del muro que hay frente a la casa hermandad y por la presencia de público, pero todo se salva con naturalidad: primero, la cabeza del trono se acerca meciéndose al muro y, acto seguido, muy lentito, el Señor se va abriendo hacia la izquierda en rítmica y bella mecida mientras la banda interpreta Bendición, una marcha que el buen cofrade nunca se cansa de escuchar. Ya para avanzar por Frailes hacia Peña y Mariblanca, la marcha A nuestro Padre Jesús de la Columna y María Santísima de la O mientras el mayordomo felicita a los portadores: «Bien llevado, bien llevado». Poco después le toca el turno a la Virgen de la O. Tras hacerse a la calle, hay vivas y algún que otro piropo para la Virgen morena. El presidente de la Agrupación de Cofradías, Eduardo Pastor, dirige esos vivas y da las primeras campanadas. La Banda de Zamarrilla interpreta Al Cristo de los Gitanos para que la Señora se haga presente en Frailes. Curva complicada. La Dolorosa sufrió un pequeño percance ya que la corona se le movió un poco pero lo suficiente como para tener que fijársela mejor. Luego, todo transcurrió con normalidad.