El reencuentro de Málaga con Jesús Cautivo se retrasó una hora. Había impaciencia en la calle. La lluvia que había caído a lo largo de la tarde había dejado cierto regusto amargo. Pasión había decidido no salir y Crucifixión se volvió cuando ya enfilaba la entrada en el Centro Histórico. Nadie quería que eso se repitiera y menos con el Cautivo. Hubo que esperar primero media hora, luego otra media. Los nazarenos de Jesús Cautivo se pusieron por fin en marcha y empezaron a abrir el camino por la calle Trinidad, provocando los aplausos del público a su paso. Eso indicaba que Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad estaban cerca. La impaciencia se convirtió en nervios, en cosquillas en el estómago.

La marcha Bendición, interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Cautivo recibió al Señor de Málaga en sus primeras mecidas en la calle. Le siguió Cautivo, de Escamez, marcando el ritmo a un trono que no paró de recibir manojos de flores lanzados a su paso, gritos de «viva el Cautivo» y muchas fotos. Nadie quería perder la oportunidad de inmortalizar el momento. La espera había sido mucha.

Conforme avanzó el trono del Cautivo, se vivió el efecto «arrastre» de esta imagen. Las promesas se sumaban por decenas a cada metro que se avanzaba. La primera destacaba por unas gruesas cadenas, compradas en el puerto, que arrastraba con cada paso que daba. Detrás había cientos de historias personales de agradecimiento, de peticiones, desesperación y esperanza.

Tras el Señor de Málaga salió la Virgen de la Trinidad. Su presencia queda a veces oscurecida por la imponente figura del Cautivo, aunque es una Virgen cercana, que invita a rezar y a compartir confidencias. Es el puente entre el Cautivo y Málaga. Con el grito «Trinidad, a tus pies», los hombres de trono de la Virgen empezaron la procesión. Los piropos se sucedieron al paso del trono, que comenzó con Alma de la Trinidad, como es tradicional, interpretada por la Sinfónica de la cofradía.

Apuntes. La procesión del Cautivo aportó algunas novedades que le han permitido dotarle de cierto orden y sentido. La forma de intercalar los enseres de procesión entre las filas de nazarenos, sirvió para organizar las secciones y repartir mejor el patrimonio de la hermandad.

Además, el trono del Cristo tuvo un exorno floral con lirios morados, aportando un toque de elegancia al tradicional clavel rojo, además de una mayor carga simbólica.

El obispo de Málaga no perdió la ocasión de acudir a ver el paso del trono de Jesús Cautivo por la calle Carril, uno de los puntos más tradicionales y de sabor popular. Así lo atestigua la tienda de comestibles Marola, que adornó la fachada con la foto de la Virgen, o el público, formado en su mayoría por vecinos.